El antecedente del misionero

El pasado 12 de agosto, el misionero español Miguel Pajares se convirtió en la primera víctima europea de la epidemia de ébola al fallecer en un hospital madrileño, cinco días después de ser repatriado desde Liberia, donde había contraído el mal. El cura de 75 años, que contrajo el virus en el hospital San José de Monrovia donde trabajaba, fue el primer infectado de ébola en ser repatriado a Europa desde el inicio de la epidemia en África. El paciente había sido repatriado unos días antes dentro de una cápsula aislante en un avión sanitario en el que también viajaba la religiosa española Juliana Bonoha, que trabajaba en el mismo hospital pero al la que el test del ébola no le dio positivo.

Una vez en España, Pajares empezó a ser tratado con el suero experimental estadounidense ZMapp, después de que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios autorizara su importación. Aunque sólo se ha probado con animales, este fármaco fue suministrando a dos estadounidenses, lo que despertó cuestionamientos éticos. Pero el Comité de Ética de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó el uso de tratamientos no homologados para luchar contra el ébola.

El ébola, que causa fiebre y en los peores casos hemorragias constantes, se contagia por el contacto con una persona infectada a través de fluidos corporales como sudor, sangre o secreciones. En abril, la OMS recomendó a los trabajadores sanitarios cuidarse ante el riesgo de contagio incluso cuando el ébola no estuviera confirmado en los pacientes.

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