Una derrota que dignificó

VERÓN, MESSI Y XAVI HERNÁNDEZ, DURANTE LA CEREMONIA DE PREMIACIÓN LUEGO DE LA FINAL DEL MUNDIAL DE CLUBES

En Estudiantes está escrito: las derrotas no se festejan. Pero revisando a lo largo de su historia, hay una que todavía hoy despierta orgullo en los hinchas. Fue aquella en la final del Mundial de Clubes, en el 1-2 contra el invencible Barcelona de Pep Guardiola, Messi y compañía. Hoy, a cinco años de aquel memorable partido, el recuerdo.

El Pincha cayó en el alargue y estuvo a dos minutos de quedarse con su segunda copa del mundo. A nada, a escasos segundos de dar el gran golpe del siglo, porque aquel equipo catalán no perdía nunca y llevaba una marca que difícilmente se pueda igualar.

Pero aquel equipo que dirigía Alejandro Sabella no se lo hizo fácil. Mucha marca de mitad de campo para atrás para una salida rápida de contragolpe. De esa manera llegó el gol de Mauro Boselli, que de cabeza hizo delirar a los más de 5 mil hinchas albirrojos en la exótica ciudad de Abu Dhabi, capital de los Emiratos Arabes. Fue el 1-0 sobre el final del partido que llevó a la prensa mundial a mirar cómo el equipo más poderoso del mundo se ponía de rodillas.

El segundo tiempo fue un monólogo. Barcelona con la pelota y atacando en campo albirrojo. Pero Estudiantes se defendió bien y a pesar de no poder respirar casi nunca, se la bancó. Cómo habrá sido que a Guardiola se le había borrado esa sonrisa de ganador indiscutido. Será por eso que a los 43 minutos del segundo tiempo se fue a abrazar con sus jugadores cuando Pedro empató el partido de cabeza tras un error defensivo.

En el alargue las cosas siguieron igual, pero con un Estudiantes defendiendo con el alma y el corazón. Por eso no pudo evitar que Messi, en ese momento el mejor jugador del mundo, de pecho clavara el 2-1 que le bajó el telón al partido, le entregara el único título que le faltaba a su equipo y dejara al Pincha con la amargura de la derrota pero una extraña sensación de satisfacción por la imagen dejada ante la mirada del mundo.

Barcelona se llevó la copa y Juan Sebastián Verón la medalla de plata por partida doble: por ser el subcampeón del mundo y el segundo mejor jugador del mundial de clubes. Por eso, a pesar de lo que está escrito, hay derrotas que se miran de otra manera en Estudiantes.

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