Charo Bogarín: “Convertí mi historia trágica en un hecho artístico”
| 6 de Diciembre de 2014 | 00:00

Por MARÍA VIRGINIA BRUNO
“La música une, sana, cura y alivia todos los males”. La que habla es Charo Bogarín, formoseña, autora, compositora y cantante, dueña de la mitad de Tonolec, la propuesta artística que se nutre de la cultura de los pueblos originarios para desperdigarla por todos los rincones pero con un tamiz novedoso de sonidos electrónicos y pop, además de una puesta en vivo interdisciplinaria que se presenta casi como una ceremonia musical.
Nacida en Clorinda, Formosa, de chica soñó con ser bailarina y en sus primeros años de juventud trabajó como periodista en un diario local. Un oficio que terminó dejando porque sentía que no era su canal de expresión. Ese lo encontró casi a los 30, cuando el productor, músico y multiinstrumentista Diego Pérez se cruzó en su vida, y con el que alumbraron en 2001 Tonolec, el dúo con el que realzan el espíritu de la cultura ancestral y con el que lograron ser considerados la nueva tendencia del folclore argentino.
Tataranieta de un cacique guaraní, a Charo le arrebataron al padre en el 76 y ese fue un hecho que la marcó. Sin embargo, no decidió militar desde el rencor ni la venganza sino desde la creación, un proceso que le trajo paz y liberación. “Para mi fue la mejor manera. Por mi temperamento y por mi forma de ser. Convertí mi historia trágica en un hecho artístico al hacerla canción, a la desaparición de mi padre, a su historia de lucha. Pude salir de la oscuridad con un hecho luminoso. Me gusta el arte, soy inquieta y creativa. Me gusta la palabra y transmitir ideas y conceptos. Creo que el lenguaje universal para transmitir un mensaje sin encontrar barreras racionales o emocionales es la música. ¿Rencores para qué? Cada uno elige su barricada. Cada uno elige su forma de lucha. Esta, definitivamente, es la mía”, aseguró.
“Cantos de la Tierra sin mal” se llama el quinto disco que Tonolec presentará el próximo sábado en 43 entre 7 y 8, una producción con pinceladas infantiles en la que incluyen coros de niños guaraníes y qom (tobas), además de una versión traducida a la lengua toba de “Manuelita” de María Elena Walsh y colaboraciones de lujo como Teresa Parodi en “El camalotal”, Peteco Carabajal “El río y el Caburé” y Tilín Orozco en “Tierra quebrada”. En diálogo con EL DIA, Charo se refirió a su música, su trabajo con los pueblos originarios y a cómo conviven con este compromiso que trascendiende el mero hecho artístico, entre otras cosas.
- ¿Cómo es el proceso creativo de Tonolec?
-Desde que hicimos público “Tonolec”, a fines del año 2005, nuestro trabajo con la música nativa fue visto como un camino casi antropológico, y nosotros lo aceptamos de buen grado. Tiene que ver con el estudio del sonido y de las lenguas ancestrales que realizamos para versionar y componer piezas originales en estos idiomas; con que nuestro trabajo se caracteriza por el acercamiento en persona, a los lugares donde viven los integrantes de las comunidades qom y guaraní; con aprender sin apuro y en tiempo real, a través de la tradición oral, sus cantos, sus ritmos... A lo largo de estos 14 años trabajando con esta temática puedo decir que nos hemos encontrado con pilares filosóficos de la forma de vida de nuestros ancestros.
-¿Cuál fue la riqueza musical que encontraron en estas comunidades?
-A diferencia de la música qom, donde el canto es casi privativo de los adultos, en los guaraníes, el canto es casi privativo de los niños. En cada aldea visitada, tanto en Misiones, Argentina, como recientemente en Foz do Iguazú, Brasil, nos recibía un coro numeroso de niños y niñas cantoras. Hemos trabajado ya con dos parcialidades guaraníes. Del lado argentino con los mbya guaraní, y del lado brasilero, con los ava guaraní. Aquí nos impregnamos del espíritu fresco, espontáneo y vivaz que tienen los cantos infantiles guaraníes. En contraposición con el espíritu más ceremonial que tiene el canto qom. Cada uno con su belleza particular.
-¿Qué les sumó la inclusión de esos coros infantiles?
-Creo que viene a sustentar lo que venimos diciendo en palabras y en cantos durante nuestros trabajos anteriores y en los mismos recitales. Y es que la música une a todas las generaciones, la música es un lenguaje universal y es la herramienta concientizadora más poderosa que tenemos hoy. No es sumar para nosotros sino transmitir un mensaje coherente y comprometido. Es ir educando con el canto. Es ir transmitiendo a nuestra sociedad, que podemos educar a nuestras semillas, a quienes serán el futuro de nuestra nación, de una manera diferente, donde la inclusión y la diversidad estén contenidos como mensaje en lo que hacemos, en lo que cantamos...
-Cuando arrancaron, su propuesta artística era catalogada en algún punto como “extravagante” y ahora ya no es tan así...
-Nuestra propuesta fue acompañada por los tiempos sociales y políticos, no sólo de nuestra Argentina, sino de Latinoamérica y el mundo entero. Desde hace una década se viene haciendo hincapié en volcar la mirada hacia nuestra sangre, hacia nuestros orígenes. La gente siente a su vez la necesidad de conectarse con valores perdidos, con recuperar los mensajes dentro de las canciones, dentro del arte. Ahí estamos parados nosotros. Representando estos tiempos que vivimos. De a poquito nos estamos instalando. Sin premuras. A conciencia.
-¿Cuánto cambió la vida de ustedes desde el momento que decidieron involucrarse con los pueblos originarios?
-Nos ha transformado plenamente trabajar con la música qom y guaraní. Modificamos la percepción del tiempo. Encontramos un nuevo sentido a la música y al arte. Aprendimos a aprehender en tiempos reales y sin apuro. Respetar a los ancianos. Respetar a la naturaleza... Saber no saber... Toda una nueva concepción filosófica de vida te diría.
- ¿Te sentís parte?
-Tengo sangre nativa. Soy guaraní, soy mestiza, soy parte de esta tierra como muchos de nosotros. Tengo mi ADN nativo fluyendo en su máxima expresión a través de la música, a través del arte. Y me siento fuerte e íntegra habiendo asumido mis orígenes.
-¿Cómo viven el hecho de ser considerados como sus referentes artísticos actuales? ¿Les pesa en algún punto?
-Creo que somos referentes artísticos de la cultura de estos tiempos y de la cultura argentina en general, porque así como nosotros hay otros artistas que vienen haciendo un lindo camino. Nos caracteriza nuestro trabajo sostenido y respetuoso con los pueblos originarios. Desde ese lugar podemos decir que tenemos una gran responsabilidad y lo asumimos sin pesar, ahondando y estudiando mucho.
-Tonolec no se queda sólo en la música, es algo integral, que se termina de cerrar en el cara a cara con el público...
-Tratamos de que la gente sienta que está atravesando los paisajes del monte chaqueño, de la selva misionera cuando escucha Tonolec en vivo. Buscamos sumergir a quienes nos escuchan en un trance ancestral, de que vivan una verdadera ceremonia musical. Esto solo se puede lograr con una puesta teatral, cuidando vestuarios, sonido, luces, escenografía. En Tonolec confluyen muchas disciplinas artísticas y nos enorgullece trabajar con un equipo que puede llevar a la realidad las ideas que queremos presentar cada año, con cada nueva producción.
-Sos muy expresiva arriba del escenario, como si fuera tu cuerpo el que cantara...
-Exactamente eso, es mi cuerpo el que canta y no la garganta, eso me decía mi maestro de canto lírico, también maestro de mi amigo Ramón Ayala, quien me dio mucho de mi formación lírica. Por otra parte creo que arriba del escenario las artes que he estudiado confluyen en una sola expresión. El cuerpo comunica, el canto comunica, la palabra comunica...
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Charo se imagina un futuro lejano con Diego y Tonolec en las mismas instancias que ahora “pero más achacados, esperando todavía el momento más alto de gloria”. Total, dice, no cuesta nada “imaginarse sin bajar los brazos nunca, ¿no?”. Feliz por haber encontrado en la música, y en el canto en particular, su medio más alto y pleno de expresión, se define como un canal de sonido y energía que expande hacia los demás. “La música me atraviesa entera y llega a los demás de diversas maneras. Creo que la música une, sana, cura y alivia todos los males”, concluyó.
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