Un loco de los acrósticos
| 24 de Febrero de 2014 | 00:00

Un acróstico es una composición en la que las letras iniciales de cada verso u oración, leídas en sentido vertical, forman un vocablo. En español el acróstico más conocido es el que conforman los versos del Prólogo de La Celestina de Fernando de Rojas, (1499).
Héctor Savoretti empezó a regalar acrósticos hace más de treinta años. No recuerda bien cuándo fue el primero pero sí que se lo hizo a César Gatti, que en aquel momento era el presidente del Centro de Fomento de zona Oeste. Savoretti vivía en Villa Elvira y junto a otros vecinos quería gestionar con el Municipio la instalación de cloacas y asfalto para las calles. Gatti los ayudó con todos los trámites. Cuando se enteró que este hombre pronto cumplía años, Savoretti quiso hacerle un regalo. No sabía qué.
Para esa época había juntado más de 300 frases célebres que aparecían detrás de los almanaques de taco, que le causaban una extraña fascinación. Aquella tarde compró un pergamino, lo puso en una madera y en vertical escribió el nombre del agasajado, agregándole las frases que más le gustaron de las que había coleccionado de los almanaques.
A partir de ese entonces, hacer acrósticos para Héctor se convirtió en algo más que un hobby. Hoy lleva más de doscientos, toda su familia al menos tiene uno y uno de ellos hasta llegó a Japón: se lo envió de obsequio a Taro Takano, quien fue jefe de su hijo. “No se salvó nadie”, dice Savoretti.
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