Gimnasia, dueño del clásico de verano
Edición Impresa | 3 de Febrero de 2014 | 00:00
COMENTARIO
Por NICOLAS NARDINI
Dos remates en los maderos (uno por cada lado). Dos posibilidades de gol, también una por bando. Un buen arranque de Estudiantes y un mejor cierre de Gimnasia. Y, en el medio, un primer tiempo que se fue con el marcador en blanco porque ninguno de los dos se decidió a dar ese paso vigoroso hacia adelante para hacer valer sus condiciones.
Quedó flotando en el Minella que eso de tomar riesgos quedó minimizado ante la posibilidad de cometer algún error que pudiera costar caro.
Pero vayamos a ese buen arranque de Estudiantes que se prolongó en el primer cuarto de hora. Allí, con mejor distribución del balón, con buena prestación de Patricio Rodríguez volcado sobre la izquierda, le generó problemas a la defensa mens sana que, en el arranque, por un entorsis de tobillo izquierdo, Barsottini le tuvo que dejar su lugar a Coronel.
Y enseguida nomás, a los 7’, tras un córner que Rodríguez levantó desde la derecha, Carrillo impactó la pelota de cabeza fusilando prácticamente a Monetti que en notable reacción y, en dos tiempos, atrapó el balón.
Después, tímidamente, tras corregir algunas imperfecciones en su funcionamiento, pudo el equipo de Troglio salir del encierro y, de a poco, fue equilibrando el trámite.
Pese a que Pereyra no funcionó como volante por izquierda y Correa inquietó poco, logró darle un susto grande a su rival.
Así, a los 30’, un remate cruzado de Gastón Díaz se fue rozando el palo derecho y al córner. De ese córner, y tras una serie de rebotes en el área, Coronel despidió un derechazo violento que hizo temblar el travesaño de Rulli.
Y después no ocurrió nada más. O sí, una mano -que el árbitro entendió casual- de Oreja en su área, que desvió un cabezazo de Goñi hacia el arco. Hubo mucho empuje pero poca claridad, por ambos lados. Al clásico le faltaba el gol y llegó al amanecer del complemento. Y fue un golazo. Lucas Licht, lanzado al ataque, despidió un zurdazo alto buscando al arco (“tiré un centro al segundo palo”, se sinceró luego Licht), sorprendiendo mal parado a Rulli que, cuando reaccionó, la pelota se le metió contra el ángulo superior izquierdo.
Golpeado, Estudiantes soltó amarras y, a los 13’ casi lo empata cuando Desábato, tras un tiro libre que ejecutó Rodríguez desde la derecha, estrelló el balón en el travesaño.
Para ir por el empate Pellegrino metió tes cambios al hilo y fue por él con Franco Jara y Palote Olivera, que relevaron a Carrillo y Klusener. Y en eso anduvo el Pincha que hizo un par de veces revolcar a Monetti, que atajó todo lo que le tiraron. Y en uno de esos rebotes dentro del área hasta existió otra mano de Oreja sobre la línea, en acción que tuvo más olor a penal que la del primer tiempo. Era penal y expulsión. Pero el Lobo se cerró bien, luchó con uñas y dientes y se quedó con el festejo grande.
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