Vélez se quedó sin nada en el final

ASUNCION, Paraguay.- Vélez, que en el certamen local suma cuatro reveses seguidos, cayó sobre el final anoche 1 a 0, en el estadio Defensores del Chaco, ante Nacional, en Paraguay, en el cotejo de ida por los octavos de final de la Copa Libertadores.

El único gol del partido lo convirtió Julián Benítez, a los 41 minutos del segundo tiempo.

El desquite se jugará el 29 del actual en el estadio José Amalfitani. El ganador de esta llave tendrá como adversario en cuartos de final a Arsenal o Unión Española, de Chile.

Ahora el conjunto velezano deberá conseguir una victoria por más de un gol para continuar en la Copa y sumó su quinta derrota seguida, ya que en el torneo Final sufre una serie de cuatro reveses consecutivos, que lo alejó de la lucha por el título.

Al comienzo del cotejo, el local trató de manejar el balón mediante Derlis Orué y Marcos Melgarejo y contó con una ocasión cuando Sebastián Sosa le tapó de manera excelente una entrada de Melgarejo.

DECAYO

En el segundo tiempo, Nacional decayó en su rendimiento y permitió que Vélez se adelante unos metros con lo que Correa y Pratto tuvieron más acompañamiento en ataque.

Cuando parecía que Vélez se llevaba una importante igualdad para definir tranquilo la serie en Liniers, llegó un centro de Fredy Bareiro para el toque de Benítez, que fue rechazado por Sosa pero la pelota ya había traspasado la línea.

Después del gol del conjunto paraguayo el visitante no pudo estar cerca del empate salvo con un desborde Pratto, que rechazó la defensa.

Esto dejó en evidencia el poco peso en el área contraria de Vélez, que dejó en el banco a Mauro Zárate y solo hizo ingresar a Roberto Nanni para acompañar al solitario Pratto cuando promediaba la segunda etapa.

Encima el entrenador Flores hizo solo dos cambios y los que salieron fueron Allione y Correa, dos de sus jugadores más desequilibrantes.

Ahora Vélez deberá enderezar su rumbo en la serie para dejar de lado las frustraciones de la Copa, donde logró un solo título bajo el mando de Carlos Bianchi en 1994.