Estremecedores detalles del infierno que padecieron las tres nenas de Los Hornos

A la de 4 años le arrancaron varios dientes a golpes. Las quemaban y solían obligarlas a dormir en un pozo

En sus 4 años de vida, R.J.P nunca recibió un abrazo, ni sabía lo que era un baño caliente o jugar con una muñeca. Ahora está internada en el hospital de Niños de La Plata junto a su hermanita A.A.P, de 13 años (ver pág. 17), mientras que la tía de las dos, L.J.S (también de 13), se encuentra alojada en un Hogar Convivencial. En simultáneo, avanza la investigación de la causa que tiene como víctimas a estas tres pequeñas de Los Hornos.

Como se informó en la edición de ayer, la historia se descubrió el domingo pasado, cuando una mujer encontró a las tres niñas semidesnudas, sucias y perdidas, deambulando por Monte Chingolo, en el partido de Lanús. Llamó al 911. Y, ante los policías que acudieron a la denuncia, una de las nenas mayores contó apenas una parte del infierno del que acababan de escapar, en una casa ubicada en el 2000 de la calle Bouchard.

Ahí fue detenida Graciela Ledesma, una presunta mae umbanda de 47 años. En un domicilio de Bouchard al 5000 atraparon a su tío Jorge Luis Russo, de 54, sindicado como pai del mismo culto. Los dos negaron haber torturado, abusado y sometido a la servidumbre a las niñas, aunque el informe de los médicos que las revisaron y las evidencias levantadas de la escena confirman las peores sospechas.

RESPIRANDO MIEDO

Según los investigadores, las nenas vivían confinadas en una suerte de casilla, encerradas con cadenas y candados. A la de 4 años le habían arrancado cuatro dientes a golpes. Tenían el pelo rapado a cuchillo. Marcas de quemaduras que les habrían infringido con tijeras y tenedores que pasaban por aceite hirviendo. Lesiones compatibles con trompadas y patadas. Y heridas que se les abrieron al ser obligadas a arrodillarse en un patio, a modo de castigo.

Las nenas casi nunca recibían un baño caliente, pero sí baldazos de agua helada a la intemperie y hasta habría sido algo cotidiano que durmieran adentro de un pozo, según lo que figura en las actuaciones.

“Sufrieron explotación sexual y una reducción a la servidumbre de todo tipo, además de maltrato físico y psicológico”, agregaron voceros del caso.

Un vecino declaró que hace dos meses una de las nenas le pidió ayuda para escapar, algo que evidentemente no hizo. El domingo pasado las tres se filtraron por una ventana y saltando una reja de dos metros de alto. Ganaron la calle. Y le ganaron al miedo.

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