Los hospitales públicos deben contar con guardias permanentes

El cierre de la guardia pediátrica del Hospital “Mario Larrain” de Berisso, así como de las áreas de maternidad e internación de niños, en una situación que obedece a la falta de profesionales médicos en esa especialidad y que ahora determinó la decisión de derivar las urgencias hacia los hospitales Gutiérrez y San Martín, constituye una situación anómala que las autoridades sanitarias deben resolver a la brevedad, atacando de raíz las causas de un problema tan negativo como alarmante que en las últimas jornadas se vino agudizando.

Según se informó en la nota publicada en este diario, el servicio de pediatría venía afectado ya por deficiencias de larga data, relacionado al escaso número de profesionales disponible, al recorte de los recursos y al crecimiento incesante de la demanda. Las fuentes médicas indicaron que, cuando se dispuso en el hospital conformar al servicio de pediatría con una guardia, se evaluó la posibilidad de que hubiera dos profesionales por turno. De esa manera, mientras un profesional atendía los nacimientos, otro estaría abocado a la guardia o a los controles de los niños internados. Sin embargo, ese esquema no pudo cumplirse sino esporádicamente, quedando a cargo de un solo médico la totalidad de esas tareas.

Se señaló también que el estrés ante jornadas en las que un profesional llegó a atender cerca de un centenar de niños, fue el motivo desencadenante por el que algunos médicos decidieron emigrar hacia clínicas privadas, en busca, además, de un mejor reconocimiento salarial. Ese panorama se había visto agravado por la falta de nombramientos estables, ya que gran parte de los médicos había sido contratado como profesional becario.

La sucesión de renuncias y el no cubrimiento de las vacantes fueron los factores que determinaron, finalmente, en la decisión de cerrar provisoriamente el área pediátrica y ordenar la derivación de los nuevos casos hacia los dos hospitales platenses.

Cabe señalar que esta situación no es nueva en los hospitales públicos provinciales, cuyas guardias hospitalarias han venido exhibiendo situaciones críticas al punto de que, en fecha reciente, el Colegio de Médicos bonaerense formuló una severa advertencia ante las autoridades, reclamando que se reforzara el plantel de emergentólogos y se consolidara la disponibilidad de recursos tecnológicos. Estas expresiones respondieron, en su momento, a los graves problemas que se presentaron en el Hospital San Martín de nuestra ciudad y en el San Roque de Gonnet.

Desde las áreas hospitalarias a cargo de las guardias en esos hospitales se había confirmado que atravesaban momentos extremadamente críticos, en especial por los numerosos puestos de médicos de guardia que no eran cubiertos, es decir que se encontraban vacantes, así como por el colapso que generaba el aumento de la demanda de ese servicio en los hospitales públicos.

Parece estar claro que las alternativas críticas que se presentan -sea el déficit funcional de las guardias médicas y la falta de recursos- deberían ser enfrentadas por las autoridades de Salud duplicando esfuerzos para que esos factores negativos no se potencien. No debieran tampoco existir dudas acerca de que los hospitales públicos necesitan contar con las estructuras de sus planteles profesionales siempre fortalecidas, de modo que cada una de ellas pueda garantizar una prestación eficiente a lo largo de todo el año y responder, también con similar eficacia, cuando corran los períodos de mayor demanda.

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