Aromas y sabores compilados en una antología literaria

En Occidente la comida ocupa un lugar central como exponen Mariano García y Mariana Dimópulos, compiladores de “Escritos sobre la mesa”, una publicación que reúne fragmentos de 120 autores de todos los tiempos, donde se mixturan descripciones, costumbres gastronómicas, apuntes y reflexiones, incluso filosóficas, sobre el arte de manducar.

“Desde el famoso fruto prohibido del Génesis, pasando por el exuberante banquete que narra Petronio en su `Satiricón` hasta las páginas que necesita Proust para desarrollar una comida en casa de los Guermantes, el tratamiento dado por la cultura a la comida nunca perdió su lugar relevante”, afirman los compiladores en la introducción del libro, publicada por Adriana Hidalgo.

“Es un trabajo en conjunto de unos cinco años, la editorial nos pidió una antología, pero el material era gigantesco, así que tuvo mucha importancia la organización del libro. No queríamos que nada fuera cronológico ni evidentemente temático”, cuenta Dimópulos.

“Algo novedoso -considera-, fue ese recorte desparejo que mezcla textos cortos y otros más largos, y no hacer diferencia entre literatura, filosofía, y cualquier manual de la época que nos pareciera interesante”, dice acerca de esa mirada antropológica que se desprende de la antología.

Los capítulos entrelazan un tramado cultural: desde la escasez, las dietas, el estar a la intemperie, pasando por recetas, cocineros, maneras de la mesa, buenas y malas compañías hasta capítulos puntuales como café y te, alcoholes, otras comidas y comensales, también acerca de la abundancia, los ritos, la magia y el futuro.

En la introducción ambos apuntan que “la cantidad de frases y proverbios relativos al alimento, así como su presencia capital en cualquier ciclo mítico, demuestra que, junto con las condiciones climáticas, la comida está en el centro de las preocupaciones cotidianas del ser humano”.

Mas adelante, los dos señalan que “la relación entre el lenguaje y comida comienza desde el momento en que, gracias a la escritura, se conservan noticias de cómo se comía en la antigüedad”.

Y repasan desde la “complejidad absurda”, que adquirió la alimentación durante el Imperio Romano, a los toscos manjares “fuertemente sazonados” de monasterios y abadías por siglos hasta llegar a la corte francesa, encargada de “perfeccionar y afinar todo lo que tuviera que ver con la comida”.

A través del comer, “el cuerpo se evade de sus límites; traga, engulle, desgarra el mundo, lo hace entrar en sí, se enriquece y crece a sus expensas”, señalan los compiladores.

Entre los escritores elegidos figuran Jane Austen, Balzac, Bergson, Benjamín, Cristóbal Colón, Lewis Carrol, Cervantes, Dostoievski, Gide, Gogol, Heródoto, La Fontaine, D. H. Lawrence, Maupassant, Nietzsche, Platón, Quevedo, Scott Fitzgerald, Seneca, Swift, Tolstoi, Voltaire, Zola, Virginia Woolf, Defoe, Erasmo, Dickens, Joyce, Dumas, Flaubert, Rousseau, Sade, Stendhal, Kafka y otros.

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