Despiadada reversión del mito

ESCENA DE “ANTÍGONA 1-11-14 DEL BAJO FLORES”

Por Irene Bianchi

“Antígona 1-11-14 del Bajo Flores”, versión original del clásico de Sófocles. Dramaturgia: Marcel Marán. Elenco: Emma Burgos, Jorge Taglioni, Javier Guereña, Wallace Henry Flores, Carina Zelaschi, Eliana Pereira Rejala, Fito Torrisi, Susana Perdichizzi. Diseño de vestuario y muñecos: Eliana Pereira Rejala. Diseño de escenografía y luces: Marcelo Marán. Banda de sonido: Adrián Cepeda. Asistente de dirección: Laura Otero. Asistente de dirección en Mar del Plata: Graciela Inchaurrondo. Imagen: Baldón-Pirrone. Dirección: Marcelo Marán. Producción: Comedia de la Provincia de Bs. As. Sala Armando Discépolo, calle 12 entre 62 y 63.

Junto a Esquilo y Eurípides, Sófocles (495 a.C.- 406 a.C.) forma parte de la tríada de dramaturgos de la Antigua Grecia. En su obra basada en el mito de Antígona, representada por primera vez en el 442 a.C., se plantea una reflexión sobre la razón de Estado, la tiranía y el dictado de la conciencia.

Antígona hija de Edipo y de Yocasta, y hermana de Ismene, Etéocles y Polinice, acompaña a su padre en el destierro, desde que él se saca los ojos hasta su trágica muerte en Colono. Antígona regresa a Tebas con su hermana Ismene, y tras presenciar el combate de sus hermanos Etéocles y Polinice, que se dan muerte, embalsama y entierra a Polinice, acusado de traidor a su patria, desobedeciendo las órdenes de su tío Creonte, hermano de Yocasta. Condenada a ser enterrada viva, evita el suplicio ahorcándose. Hemón, hijo de Creonte y prometido de Antígona, al entrar a la cripta y verla muerta, se suicida, suerte que también corre Eurídice, esposa del tirano.

En 1950, Leopoldo Marechal escribe “Antígona Vélez”, traspolando la historia a la pampa argentina, durante la Conquista del Desierto.

Hoy, el dramaturgo, guionista y director de teatro marplatense Marcelo Marán, ubica la tragedia en la villa “1-11-14 del Bajo Flores”. Se trata ahora de una guerra entre bandas de narcotraficantes, que se disputan el territorio y el manejo del negocio, mientras los jóvenes mueren como moscas a causa del paco, o tras “un frío puntazo o la bala marcada de un sicario.”

La propuesta de Marán es de alto impacto por su crudeza y verosimilitud. Refleja una realidad lacerante, que duele más por no tratarse de una inofensiva metáfora o la inocente reelaboración de un antiguo mito, sino de una verdad vigente, palpable y angustiante.

Los actores van construyendo las distintas escenas, armándolas y desarmándolas, recreando el paisaje villero, un paisaje de chapa y cartón, sin cielo, sin sol, sin árboles, sin pájaros, sin aire, sólo el viento que mece los cadáveres colgados de los cables. Sobrecogedores los muñecos ideados por la escenógrafa, Eliana Pereira Rejala.

Creonte es el epítome del poder corrupto, de la degradación extrema. Sobresaliente la labor de Jorge Taglione, que construye un personaje con matices y claroscuros. Antígona, su contrafigura, encarnada por Emma Burgos, es dueña de una fuerza escénica arrolladora. El duelo actoral de ambos posee un fuerte magnetismo.

El curita villero personificado por Javier Guereña, ciego él como Tiresias, el célebre adivino de Tebas, funciona como una suerte de relator profético, y un homenaje a Carlos Mugica, el cura de los pobres.

Excelente Carina Zelaschi (Sicario 2), y muy correcto el resto del elenco.

La puesta de Marán es imaginativa y audaz. Su obra es dura, áspera, despiadada, y deja un sabor amargo, justamente por lo testimonial.

“Antígona 1-11-14 del Bajo Flores”: hoy como ayer, impera el fratricidio.

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