Cómo la antigua Palmira adquirió poder

Especial para EL DIA
de National Geographic

En Palmira, la historia está literalmente escrita sobre los muros: en los templos, sobre los portales, rodeando monumentos funerarios y serpenteando por las altas columnas de piedra caliza que se elevan del desierto sirio aproximadamente 215 km al noreste de Damasco.

Estas inscripciones solían ser hechas tanto en griego como en arameo, un fenómeno bilingüe exclusivo de Palmira. El sitio es patrimonio mundial de la UNESCO y es foco de atención desde mayo, cuando el ISIS tomó el territorio que rodea a estas antiguas ruinas.

Las inscripciones ofrecen una mirada única de la vida de una ciudad fronteriza donde, durante siglos, los mercaderes locales controlaron el comercio entre el Mediterráneo y la Mesopotamia.

Un ejemplo: una inscripción de aproximadamente el año 130, en la que el senado de Palmira honró a un ciudadano llamado Male Agrippa por construir un templo dedicado a Baal Shamin, el dios semita de los cielos, para conmemorar una visita anterior del emperador romano Adriano. La dedicatoria bilingüe fue escrita en la entrada del templo, que tenía una combinación única de estilos arquitectónicos romanos y del cercano oriente.

El regalo de Male Agrippa a esta ciudad, el templo de Baal Shamin, fue destruido hace poco por el ISSIS.

Fuerzas del ISIS, instalaron explosivos improvisados en todo el sitio en junio. “Veo cómo destruyen Palmira frente a mis ojos”, dijo el director de antigüedades de Siria, Maamoun Abdulkarim. “Dios nos ayude en los días venideros”.

Además de la destrucción del templo Baal Shamin, el Estado Islámico es responsable de la reciente tortura y el asesinato de Khaled Asaad, de 82 años, ex director de antigüedades de Palmira. Lo sobreviven 11 hijos, entre ellos una hija, Zenobia, que lleva el nombre de la legendaria reina de la cuidad.

ENCRUCIJADA Y CRISOL

Palmira (conocida como Tadmor hasta el período romano) es mencionada en registros históricos de hasta 3.800 años de antigüedad. Pero recién entre los siglos I y III de nuestra era, el oasis desértico alcanzó importancia como encrucijada del comercio entre Roma y los imperios parto y después sasanio, hacia el este.

Los mercaderes de Palmira se enriquecieron cobrando impuestos y protegiendo a las caravanas que atravesaban el desierto sirio hacia el río Eufrates y el Golfo Pérsico, transportando gemas y especias a los mercados del Mediterráneo, a cambio de metales preciosos, vidrio y otros artículos suntuarios que se encontraron hasta en India.

Junto con las caravanas llegó una riqueza de influencias culturales, entre los miles de inscripciones registradas en Palmira hay dedicatorias a dioses y diosas de Fenicia, Babilonia, Arabia y tradiciones de Canaa.

El Imperio Romano controló Palmira en diferentes grados a lo largo de los siglos, y si bien es probable que los poderosos mercaderes de esta ciudad fronteriza hayan adorado dioses orientales, también abrazaban las prácticas de la élite romana, explica Maura Heyn, profesora de estudios clásicos de la Universidad de Carolina del Norte y especialista en monumentos funerarios de la ciudad

“Los habitantes de Palmira eran los cowboys de la frontera, por así decirlo, pero también participaban de la costumbre de todo el imperio de embellecer la ciudad con grandes construcciones”, explica Heyn, citando monumentos icónicos como el Templo de Bel, del año 32, y una columnata de más de 1 kilómetro construida entre los siglos II y III.

Los ciudadanos locales inmortalizaron sus copiosas donaciones para estas grandes campañas edilicias con inscripciones en toda la ciudad.

La élite de Palmira también se inspiró en los romanos al conmemorar a sus muertos. Si bien los monumentos funerarios pueden tener inscripciones arameas, las personas en ellos representadas vestían ropajes romanos. “Estos monumentos nos aportan algunas de los mejores ejemplos de joyas del imperio greco-romano”, explica Heyn. “Hay pocas ciudades del imperio romano que aportan tal abundancia de pruebas de cambio cultural y negociación”.

Indudablemente, la ciudadana más famosa de Palmira es la reina Zenobia, que aprovechó la riqueza de la ciudad y el caos político del imperio romano para tomar brevemente el control de las provincias romanas orientales de Egipto, Siria y Palestina e incorporarlas al Imperio de Palmira (269-273). Finalmente fue vencida y capturada por las fuerzas del emperador Aureliano, que saqueó Palmira luego de una revuelta.

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