A los peces también “esa cara les suena”
| 15 de Noviembre de 2015 | 00:11

Especial para EL DIA
de National Geographic
Un cardumen puede parecer un mar de rostros idénticos, pero al menos una especie de peces logra reconocer a sus compañeros- e incluso a extraños- según una nueva investigación.
Para el ojo humano, que no puede ver la luz ultravioleta, el pez damisela de Ambon (Pomacentrus amboinensis) es amarillo con algunas manchas.
Pero para el pez damisela, que puede ver las ondas de luz ultravioleta, cada uno de sus compañeros de especie presenta un conjunto de rasgos faciales únicos.
ALERTA
“La idea es que estos patrones permiten que el pez se comunique de manera secreta- sin llamar la atención de los predadores que, como nosotros, no ven la luz ultravioleta”, explica la directora del experimento, Ulrike Siebeck, de la Universidad de Queensland, Australia.
Los científicos pudieron ver estos patrones al mirar a los peces- nativos de los arrecifes coralinos del Pacífico Occidental- a través de una cámara con filtro que bloquea todas las longitudes de onda de la luz excepto la ultravioleta.
En los experimentos, Siebeck y sus colegas descubrieron que el pez damisela, que mide 9 centímetros, logra distinguir los distintos rostros de su propia especie y los de especies similares como el pez damisela limón. También distinguen la diferencia entre los distintos individuos de su propia especie.
RASGOS FACIALES
“Me sorprende lo bien que pueden distinguir rasgos faciales que para mí son casi idénticos”, comenta Siebeck, que presentó sus resultados preliminares en la reciente conferencia Behaviour 2015 llevada a cabo en Cairns, Australia.
Para la experiencia, Siebeck y sus colegas entrenaron peces damisela cautivos para que asociaran un rasgo facial determinado, digamos, una raya en la frente, con una comida de recompensa.
“Los peces rápidamente aprendieron a seleccionar los blancos con premio ubicados dentro o fuera de la pecera nadando hacia ellos. Inicialmente usamos fotos impresas y plastificadas, pero recientemente pasamos a presentar los rasgos faciales en el monitor de una computadora ubicada fuera de la pecera”.
RECONOCIMIENTO
Luego el equipo probó la capacidad de reconocimiento de los peces presentándoles dos patrones: una cara familiar por la que se los recompensaba, y una cara nueva.
Resultó que los peces pudieron diferenciar casi todos los pares de caras de peces que el equipo les presentó, ya sea que pertenecían a su propia especie o a peces damisela limón, de aspecto similar.
DESAFIO
Para profundizar el desafío, el equipo mezcló dos o más fotos de caras de peces para crear una serie de imágenes únicas que los peces no habían visto antes, y repitieron el mismo experimento. Nuevamente, los peces pudieron identificar los rostros y aprobaron las pruebas con honores.
Como el pez damisela de Ambon es un animal social que vive en grupos, puede que el reconocimiento de los rasgos faciales le permita diferenciar a los individuos y así desarrollar y mantener lazos.
Los investigadores sospechan que el patrón facial de un pez también puede contener información acerca de su salud o estatus social, pero aún no han comprobado esta idea.
Jochen Zeil, un biólogo de la Universidad Nacional Australiana, de Canberra, opina que los experimentos son “un maravilloso ejemplo” de la forma en que los animales pueden reconocer- y usar- los rasgos.
“Sabemos demasiado poco acerca de la importancia que tienen los esquemas de color y brillo para el reconocimiento individual de los animales”, opina Zeil, que no participó de la investigación. “Dos de los aspectos de este experimento fueron sorprendentes: el hecho de que estos patrones sólo se destacaran con luz ultravioleta, y la atención que prestan estos peces al detalle fino”.
Siebeck tampoco esperaba descubrir que la forma de reconocimiento facial de los peces es tan similar a la manera en la que el ser humano diferencia los rostros, aún cuando los peces carecen de las partes del cerebro humano asociado con dicha habilidad.
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