Un antropólogo forense ya analiza los restos hallados en Barrio Norte

Mientras trata de determinar la causa de las muertes, buscan a familiares de las víctimas

Cuando hablan de lo que pasó en el PH de 33 entre 8 y 9, los vecinos se refieren a los protagonistas por su nombre o apellido. Nadie duda de que sean suyos los cuerpos reducidos a esqueletos que fueron encontrados, por absoluta casualidad, el domingo a la noche, aunque los investigadores mantienen la cautela antes de identificarlos oficialmente.

Anticiparon que no difundirán los nombres de las víctimas hasta que no haya confirmación pericial o a través de familiares directos. Lo primero puede demorar unas cuantas semanas. Y lo otro no parece tan sencillo.

Los pesquisas presumen que los restos encontrados en el departamento de barrio Norte son de una mujer de poco más de 70 y de su hijo de unos 45 años, de quienes no se tuvo más noticias a partir de mediados de 2011. De esa fecha son los alimentos, facturas y medicamentos que quedaron en esa casa, donde la vida se interrumpió de golpe, y el tiempo siguió corriendo.

Tienen las identidades de estas personas y con esos apellidos procuraban el martes dar con familiares en el conurbano, pero no lograron localizarlos.

Ese mismo día un forense examinó en la Morgue los dos cadáveres, aunque, como no encontró elementos que le permitieran arrojar una conclusión sobre la forma o causa de las muertes, decidió convocar a un experto en Antropología Forense, cuya intervención comenzó ayer.

Como se ha venido informando, los restos estaban en sus respectivas camas, vestidos con ropa interior. Las aberturas no tenían señales de violencia. Y el desorden que había en todos los ambientes parece causado por la inundación que castigó a la Ciudad el 2 de abril de 2013 y no por otra cosa.

En esa cuadra, el agua superó el metro y medio de altura, recordaron los vecinos.

Pese a todo eso, en estos cuatro años nadie advirtió lo que había pasado dentro de ese departamento, porque nadie se preocupó por la ausencia repentina de sus moradores. En el barrio tampoco recuerdan haber percibido olores nauseabundos por la época en la que se produjeron las muertes y los otros departamentos del PH fueron cambiando de ocupantes con el paso del tiempo. De hecho, los más antiguos no llevan viviendo allí más de dos años.

Uno de ellos descubrió la terrible escena el domingo a la noche, cuando ingresó a esa vivienda que suponía desocupada para rescatar a un gatito callejero que se había colado en ella y no paraba de gritar.

Un rato después la cuadra se llenaba de policías. Y cuando el país seguía expectante el resultado del balotaje, en ese sector del barrio Norte el tema excluyente era esta historia de horror y misterio.

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