París y el recuerdo eterno de Edith Piaf

La Biblioteca Nacional de Francia expone documentos originales que moldean la vida de la talentosa artista

En el centenario de su nacimiento, la Biblioteca Nacional de Francia (BnF) en París invita a revolver en el baúl de los recuerdos de Edith Piaf, la gran diva de la “chanson française” curtida entre miseria, bohemia y aplausos.

La muestra “Piaf” se abastece de documentos originales que moldean una vida poblada de leyendas que la propia artista cosió a su biografía para engrandecer el mito de la chica con voz poderosa y cuerpo diminuto (1,47 metros) que escupía en cada nota la tragedia de su existencia.

“Era consciente de que su vida personal formaba parte del espectáculo y de que el público necesitaba cuentos de hadas”, explicó Joël Huthwohl, comisario de una exposición que puede explorarse hasta el próximo 23 de agosto y que reúne 400 artículos y curiosidades que repasan una vida sórdida y jovial.

La muestra se ha construido a partir de los archivos donados por Danielle Bonel, inseparable secretaria de Piaf. A los enseres de su confidente se suman partituras, manuscritos, fotos y grabaciones inéditas que culminan con el Oscar y el César que Marion Cotillard ganó en 2008 por dar vida a “La Môme” (”La vida en rosa”), de Olivier Dahan.

Los intestinos de las torres acristaladas de la BnF sirven de escalerilla para descender al París de hace un siglo, al compás de los pianos y los acordeones del lado áspero de la bohemia.

Edith Giovanna Gassion nació en París el 19 de diciembre de 1915, hija de un acróbata y de una jornalera de la canción que dio a luz en la calle, frente al número 72 de la empinada rue de Belleville, donde una placa conmemorativa marca el inicio de la leyenda.

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