Desde Australia con amor

Por NICOLÁS ISASI

La platea, impaciente, ocupaba la totalidad de la sala. Parejas jóvenes, otras con medio siglo de vida y padres e hijos emocionados esperaban con ansias la llegada del mítico dúo. No se veía una sola butaca vacía. Así fue que el domingo 7 de junio a las 20hs. puntual se apagaron las luces y entraron 3 músicos al escenario: un pianista, un baterista y un guitarrista. Comenzó la música e instantáneamente aparecieron las leyendas del rock and roll más importantes de Australia y del mundo de los años ’80: Graham Russell y Russell Hitchcock.

Con temas que van desde la balada hasta el rock, pasando por el pop, y algo de soft rock, no sólo llegaron a la cima del reconocimiento mundial, sino que también se mantuvieron en ese espacio a través de los años. Ese talento musical es el que desplegaron en la función del domingo. Russell de traje negro rayado y ceñido al cuerpo, siempre con guitarra en mano. Hitchcock, también de negro, llevaba un saco bordado con camisa violeta y corbata. A los cuarenta minutos del comienzo, la banda dejó a Russell solo con el pianista para pasar a un momento íntimo y exclusivo. Dijo “como habrán visto, me dejaron solo para ir a tomar una taza de té, pero estos 5 minutos son míos y puedo hacer lo que quiera”. Las mujeres aprovecharon la ocasión para gritarle de todo y Russell respondió con una sonrisa de complicidad demostrando su gran carisma. Aclaró que de todos los países recorridos, su mejor destino siempre es Buenos Aires y recitó una poesía seguido de una de sus primeras composiciones, siendo ovacionado por el público.

En la segunda parte del show, volvió el resto de la banda y Russell presentó a su compañero y amigo por más de 4 décadas: Russell Hitchcock, quien optó por un chaleco sin corbata para su regreso. Sentados en el centro del escenario interpretaron algunos de los éxitos más conocidos y decidieron bajar a la platea mientras cantaban. Uno por cada pasillo como si tuvieran que atravesar un puente levadizo lleno de obstáculos, trataban de sortear el cariño, la admiración y la desesperación de la gente al tener a sus ídolos cara a cara. Entre selfies, sonrisas, besos y llantos, continuaron el tema “Here I am” que habían comenzado sobre el escenario con la prolijidad y el profesionalismo que solo este tipo de artistas puede afrontar. La inconfundible voz de tenor de Hitchcock (muchas veces confundida por el oyente como la voz de una mujer por su timbre agudo) demostró con creces un estilo propio que le valió ese sonido único e irrepetible que desborda musicalidad.

La simpatía y la calidad musical de Air Supply fue la clave de un show exquisito. Y esto no es novedad, ya que se trata del primer grupo occidental en presentarse en países de Asia donde han mantenido un nivel de popularidad impresionante en todas las décadas incluso más que cualquier otro grupo o cantante de occidente. Anualmente sus giras incluyen fechas en China, Taiwán, Japón, Indonesia, Vietnam, Filipinas y Corea del Sur, entre otros países asiáticos. Sobre el final, en el segundo bis una vez terminado el show, entraron junto con Alejandro Lerner que los acompañó con nervios en el último tema. Como coronación de este festejo, anunciaron la cercanía de sus cumpleaños (geminianos los 3), y haciendo honor al nombre del grupo, soplaron las velitas al son de una platea alegre pero emocionada. Su corto paso por el país demostró la humildad, el carisma y el talento de los grandes.