Pastillas para recuperar la voz

Tratar de encontrarle sentido a esta disfonía existencial que se agudiza cada vez más: decimos porque tenemos que decir algo. Hablamos porque no queda más que llenar el silencio.

Por JOSE SUPERA
Escritor

Decir.

Tener que decir.

Empezar con una frase.

Algo que pegue, contundente.

Hacer una nota sobre el discurso vacío.

Eso ya lo hizo Levrero; pero yo busco otras cosas.

Se trata de no decir nada y a la vez escribir y decir todo.

 

DIARIO DE LA MUDA CIUDAD RUIDOSA. NOTA 921. 1 DE JULIO DE 2015. Ayer metieron en cana a la silenciosa estatua viviente que trabaja por el centro de esta ciudad. Quizá la policía está buscando que hablemos todo el tiempo sin parar, y el que no dice nada, adentro. Entonces en mi cabeza esbozo una novela que empieza más o menos así: Con un futuro distópico. Escuadrones entrenados manejan drones que se mueven por el aire como abejas zumbonas. Permitido está hablar. No permitido, obligado. Debemos hablar todo el tiempo, sin callar. Los drones captan zonas de silencio en la ciudad. Es ahí donde se cocinan cosas grosas, donde empieza el gran ruido, en los lugares donde no se escucha nada. Y ahí llega la policía. Y meten en cana a los que no hablan.

 

(No, no, no).

 

En el último mes escribí el inicio de 8 novelas diferentes. Me quedo afónico a la segunda o tercera página. Mañana volveré a intentar el comienzo de una nueva. Volveré a quedarme sin voz. Y así.

La voz es un rasgo distintivo de los sujetos, que la identidad personal de la voz es la referencia directa a los caracteres físicos que la individualizan e identifican, como puede ser el propio nombre o la imagen de un sujeto.

DIARIO DE LA MUDA CIUDAD RUIDOSA. NOTA 930. 2 de julio de 2015. Hoy no hice más nada que mirar todo el día televisión. En silencio. Solo. La luz de la pantalla en HD iluminando mi cara. Hubo una publicidad de Menthoplus. Una que se me quedó en la cabeza. En la publicidad los personajes se quedan afónicos post concierto, post casamiento, post música en el auto, y entonces pensé y sentí que me estaba quedando un poco afónico yo también, que ya no me quedaba mucho poder decir y contar. Pero en esta realidad no hay Menthoplus que salve las papas, este no es un spot de tv. Así que tengo escribí. Como ahora. Decir algo. Aunque nada tenga para decir. Ellos están esperando escuchar, leer. Porque siempre tenés que tener algo importante para decir. Sino no hay nota, no hay nada de nada. Vacío.

DIARIO DE LA MUDA CIUDAD RUIDOSA. NOTA 943. 6 DE JULIO DE 2015. Hoy vi a mi madre. Le hablé de una nota que estaba haciendo para el diario. Le dije que la nota hablaba sobre la voz. Ella es fonoaudióloga y perito en el Laboratorio de Voz en el Poder Judicial. Le pregunté por la voz como identidad personal. Me contestó que es un rasgo distintivo de los sujetos, que la identidad personal de la voz es la referencia directa a los caracteres físicos que la individualizan e identifican, como puede ser el propio nombre o la imagen de un sujeto. Y después siguió diciendo que “es muy común que las disfonías se presenten por alteraciones de origen emocional, la voz transporta al lenguaje emocional. La palabra carga con el mensaje intelectual. Cada estado emocional se refleja en la voz que se convierte en su heraldo. A veces la voz se manifiesta por su ausencia, aunque también afina las emociones, y revela al individuo. La palabra puede engañar, la voz raramente lo hace. La voz es un don singular del ser humano, una característica única y maravillosa que pose la facultad de poder emitir sonidos fonatorios, de tal suerte que puede modularse a voluntad, consiguiendo no solo la emisión de señales sonoras, las cuales a través de un código complejo y arduamente aprendido, como el idioma, nos permite transferir a otros individuos nuestras ideas, producto de la síntesis de la mente. Como en este momento lo estás haciendo con tu nota, porque aunque escribas y no hables, ésta es tu voz, tu identidad”.

DIARIO DE LA MUDA CIUDAD RUIDOSA. NOTA 951. 7 DE JULIO DE 2015. Fui a esc uchar otra voz. La busqué en los pasillos de su obra de teatro más íntima y personal: la de su vida. Eugenia Fuente es cantante lírica y docente. Cantó en el Reino Unido y en España. Es integrante del coro estable del Teatro Argentino. Cantando me cuenta que “la voz es un instrumento maravilloso, mágico. Frecuentemente no es valorada hasta que nos enfermamos, hasta que nos damos cuanta de cuán difícil sería para nosotros vivir sin ella. Cada voz es única como una huella digital y eso hace de cada una un tesoro. Cantar la música que otro escribió es de una gran responsabilidad y debe encararse con respeto hacia el compositor y todos aquellos grandes que la han interpretado antes que nosotros. Sin embargo, debemos de tratar de ser genuinos y en esa autenticidad yace nuestra identidad como cantantes. El diafragma es el principal músculo de la respiración. Todos lo utilizamos inconscientemente en nuestra respiración. Este se contrae y relaja. Cuanto más baje el diafragma, más espacio creará en la cavidad torácica y los pulmones podrán aumentar su capacidad de almacenar aire. A su vez, son las costillas flotantes las que nos proveerán de mayor elasticidad a la caja torácica y nos darán cuenta de que cuanto más abiertas se encuentren más bajo estará en diafragma. Cuando el diafragma vuelve a su posición de relajación, el aire que se encuentra en los pulmones se ve impulsado hacia arriba y hacia afuera, o sea se expele. Esta presión que se ejerce debajo de los pulmones al expirar es el sitio donde un cantante debe concentrar su fuerza y energía en el momento de apoyar un sonido. De este modo, contrariamente una respiración corta en la que los hombros se elevan, se produce un estado de relajación óptimo para cantar. Técnicamente la voz es aire. Es el aire que tomamos y que, al expirar, produce que las cuerdas vocales vibren, tocándose entre sí y se origine un sonido. Mismo una vez que ese sonido ha salido por nuestros labios, el aire será también el encargado de transportarlo. Comprender que todo nuestro cuerpo se pone en función del canto, que somos una gran caja de resonancia nos ayuda a dimensionar la magia que significa aprender a dominar un instrumento al que no podemos ver. El día de la función, no existe un proceso intelectual para mí. En el momento mismo en el que piso un escenario todo se siente intuitivo, casi cerca de lo primitivo”.

Técnicamente la voz es aire. Es el aire que tomamos y que, al expirar, produce que las cuerdas vocales vibren, tocándose entre sí y se origine un sonido. Mismo una vez que ese sonido ha salido por nuestros labios, el aire será también el encargado de transportarlo.

DIARIO DE LA MUDA CIUDAD RUIDOSA. NOTA 960. 8 DE JULIO DE 2015. Tenía que terminar la nota sobre la voz pero sentía que faltaba algo. Entonces me puse los auriculares. Radio Provincia. El locutor Gabriel Morini hablando. Tenía que tener su voz en esta nota. Le escribí. Me respondió. Nos juntamos. Cuando le pregunté por el valor de nuestra voz me contestó que “Se le ha quitado vanidad a las palabras, se les sacó fuerza; muchas veces las han vaciado de contenido. Hemos estado elaborando arquitecturas para sostener ficciones, durante tanto tiempo mentimos para sostener situaciones muy perversas, que han terminado desvalorizando la palabra”. Y después me habla sobre el discurso: “Durante mucho tiempo el discurso público nos dijo que había que buscar la eficiencia, que detrás de la persecución de la eficiencia íbamos a encontrar las soluciones de los problemas, y después de una cantidad de años nos dimos cuenta que habíamos dejado mucha gente al margen, gente que nunca tuvo voz”. Qué pasa cuando no decimos nada de nada, y cuando elegimos gritar: “Hay un tópico de época, discursivo, que tiene que ver con la discusión permanente, con el conflicto, la farandulización, ese rebatirnos permanentemente, hasta que todo lo que pasa en la realidad, termina pareciéndose al mundo de los chimentos. Y esa lógica se empieza a trasladar a la política; vos ves el programa Intratables, y se trata de eso. Se trata de polemizar permanentemente con el interlocutor, y esto nos invita enseguida al insulto, al agravio, a la calificación sobre la argumentación; cómo aquellos que lo único que tienen para decir de Mirtha Legrand es que es una vieja gorila: decime algo más, contame qué intereses representa, o por qué crees que el discurso que elabora en sus mesas es representativo de un interés minoritario, pero demostrame algo. Decir gorila, con los muertos del 55, los cientos y cientos de muertos de la resistencia, para llegar al genocidio de la dictadura, hablar de gorila, decirle gorila a alguien no es una palabra más, hay que saber argumentar las palabras”.

 

Tiene que cerrar con una frase de conclusión.

Dejarle algo al lector es fundamental.

Pero qué; quizá acá no haya nada.

¿Cuándo dije algo, cuándo grité?

Me voy volviendo silencio.

Hasta apagar mi voz.

No hay más nada.

De nada.

Nada.

DE JULIO DE
JOSE SUPERA
Mirtha Legrand
Poder Judicial
Reino Unido
Teatro Argentino

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