Alentador avance en materia de donación de órganos y de trasplantes en la Región

La repercusión obtenida en Berisso en donde una campaña lanzada para encontrar donantes de médula logró reunir a un centenar de voluntarios -en una iniciativa coordinada por el Hospital Garrahan, la familia del nene de 6 años que fue sometido recientemente a un trasplante para superar su leucemia y por el Centro Santiagueño de Berisso, gestor de la convocatoria- no sólo se convierte en un acto ejemplar, sino que se encuadra en el contexto de los muy significativos avances que se registran en materia de donaciones de órganos y trasplantes en el país.

En realidad, el de médula no es un trasplante cruento ni se realiza mediante una cirugía. Se extraen células denominadas progenitoras hematopoyéticas de la médula o de la sangre del donante y se implantan en el receptor. Desde ya, todo esto necesita una tecnología médica de avanzada para garantizar el éxito en los sucesivos pasos.

Cada donante recibió un folleto con información vinculada a la donación de sangre. Luego completaron una planilla con datos generales de su salud y se les hizo una prueba de hematocritos. Al finalizar esa instancia, hicieron la donación de casi medio litro de sangre. De la misma se toma una muestra para hacer el estudio de HLA, vinculado a la médula ósea, y el resto se destina a pacientes que requieran sangre por diferentes razones de salud.

Cabe señalar que La Plata hace años que tiene distintos centros hospitalarios de trasplante de médula, como parte de su oferta de excelencia médica que ha mantenido más allá de los fuertes sacudones que la crisis del sistema de salud le ha propinado.

Está claro que para explicar los avances que se experimentan en esta materia, confluyen el influjo de leyes que resultaron positivas, el progreso de la medicina y el mayor grado de concientización en la población. No hace mucho se reflejaron en las páginas de este diario las conclusiones surgidas de informes oficiales, según los cuales se observa un incremento de distintos tipos de intervenciones quirúrgicas, pero en especial de trasplantes y otras operaciones de alta complejidad tales como las cardiovasculares, los trasplantes pediátricos o la cirugía de reimplantes.

Tampoco existen dudas acerca de que la sanción, en 2006, de la ley nacional del donante presunto, según la cual todo ciudadano mayor de 18 años se considera donante a menos que declare su intención de no serlo, significó un adelanto trascendente, más allá de que la ley determina que los familiares serán consultados y deberán dar testimonio sobre la última voluntad del fallecido.

Esta suerte de condicionamiento del mandato legal no impidió que, a poco de regir la norma, se hubiera experimentado un ostensible crecimiento en la disponibilidad de órganos y, subsiguientemente, de los trasplantes realizados. Lo concreto es que la ley del donante presunto colocó a la Argentina entre los países líderes, que cuentan con los mayores niveles en donaciones y trasplantes.

La experiencia argentina, exitosa en los últimos años y, además, reveladora del alto espíritu solidario de sus habitantes, obliga entonces a no dejarse estar y a profundizar por este camino. Es evidente que, como se ha dicho, el mayor déficit reside en la falta de suficientes campañas encaminadas a exhibir los enormes beneficios sociales que apareja la donación de órganos. El Estado debiera redoblar esfuerzos en este sentido.

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