Fármacos “diana” contra el cáncer
| 5 de Julio de 2015 | 00:39

“Cada tumor es genéticamente único, lo que en última instancia significa que el cáncer de cada persona necesita un tratamiento específico y una combinación de fármacos. Por ahora el objetivo más realista para muchos cánceres es convertirlos en enfermedades crónicas, más que aspirar a una cura definitiva”, así de rotundo se expresa el británico Tony Hunter, director del Cancer Center del Salk Institute, de La Jolla (California, EE. UU.) y uno de los científicos más prestigiosos en este campo.
Por su parte el estadounidense Charles Sawyers, director del Programa de Oncología Humana y Patogénesis del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York (EE. UU.), dice: “no creo que el cáncer pueda ser tratado de forma efectiva con un único fármaco; necesitamos combinaciones de dos o tres, para prevenir las resistencias”.
UN CÚMULO DE CASUALIDADES
A ambos se suma en sus conclusiones el croata de origen israelí John Schlessinger, clasificado por el ISI Highly Cited como uno de los 30 científicos más citados del mundo en la década de los noventa, quien también trabaja en esta línea de investigación siguiendo la estrategia de la inmunoterapia, que estimula la respuesta defensiva del paciente contra el tumor, y resulta curioso pero las aportaciones de los tres científicos coinciden, pero fueron independientes.
Para Hunter, Schlessinger y Sawyers muchos procesos cancerosos son debidos a mutaciones relacionadas con las tirosina quinasa y, por ello, estas proteínas y las moléculas con las que interaccionan se han convertido en “dianas” terapéuticas
Los tres han sido galardonados en la séptima edición de los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría Biomedicina, porque sus estudios han incorporado una línea de los denominados fármacos “diana” que ya se están utilizando para el cáncer de pulmón, el de mama, melanoma o linfomas, entre otros.
Todo comenzó en 1979 cuando Tony Hunter descubrió de forma casual -tras usar una solución caducada- una familia de proteínas clave para multitud de procesos celulares, las tirosina quinasas. Poco después, John Schlessinger descubrió cómo se activan estas proteínas, y Charles Sawyers desveló cómo interferir en su actividad cuando mutan.
Según estos expertos muchos procesos cancerosos son debidos a mutaciones relacionadas con las tirosina quinasa y, por ello, estas proteínas y las moléculas con las que interaccionan se han convertido en “dianas” terapéuticas.
De esta manera Hunter, Sawyers y Schlessinger vienen en los últimos años desarrollando fármacos basados en esas “dianas”.
“Se han aprobado ya una veintena de nuevos fármacos que tratan numerosos cánceres, atacando las mutaciones precisas que causan la enfermedad”, señala Schlessinger, que califica de “revolucionario” el cambio que han supuesto las terapias personalizadas.
La diferencia de utilizar este método en lugar del tradicional de la quimioterapia es que éste último mata las células que se dividen muy rápido y, aunque funciona, existen algunas células normales, especialmente las que están en la médula ósea, que también se dividen rápidamente y es por eso que este procedimiento tiene tantos efectos secundarios, según indica Sawyers.
INVERSIÓN EN CIENCIA BÁSICA
Con los fármacos “diana” solo se dañarían las células tumorales, pero para eso hay que saber qué hace diferentes a las células cancerígenas y ese es el momento en que hay que fijarse en las mutaciones, que se pueden reconocer, y desarrollar contra ellas un fármaco concreto.
El proceso, según explican los expertos, sigue ese curso, pero nos encontramos a continuación con la resistencia que se desarrolla en las células atacadas y, es por eso, que “hay que combinar varios fármacos `diana´, convirtiéndose este en el camino que estamos desarrollando con muy buenas perspectivas”, indica Sawyers.
“Se han aprobado ya una veintena de nuevos fármacos que tratan numerosos cánceres, atacando las mutaciones precisas que causan la enfermedad”, señala Schlessinger
Para los especialistas, lo fundamental es entender mejor el funcionamiento de la célula. Estos nuevos fármacos son los primeros que se derivan del conocimiento de la biología del cáncer y no de pruebas genéricas de actividad de moléculas.
Sawyers matiza: “La inversión en ciencia básica es crítica para descubrir las medicinas del mañana”.
De hecho este investigador fue quien acometió el primer ensayo en humanos del imatinib, el primer fármaco “diana”, inhibidor de una tirosina quinasa.
Gracias a este producto la leucemia mieloide crónica, que causa la muerte en pocos años si no se le trata, se ha terminado convirtiendo en una enfermedad crónica en el 90 por ciento de los casos.
Tras la aprobación del imatinib, en 2001, el siguiente reto fue la aparición de resistencias. Sawyers descubrió su origen -mutaciones adicionales en el gen de la proteína sobre la que actúa imatinib-, y desarrolló otro principio activo, desatinib, que resuelve el problema.
PRESTIGIOSO GALARDÓN
La Fundación BBVA creó en 2008 los premios Fronteras del Conocimiento para reconocer a los autores de avances particularmente sobresalientes en áreas científicas y tecnológicas de gran impacto social. Sus ocho categorías son Ciencias Básicas (Física, Química y Matemáticas), Biomedicina, y Economía, Finanzas y Gestión de Empresas; Tecnologías de la Información y la Comunicación; Ecología y Biología de la Conservación; Cambio Climático; Cooperación al Desarrollo; y Música Contemporánea.
Los jurados de cada categoría están compuestos por destacados expertos en sus respectivas áreas, operando con completa independencia y utilizando los criterios internacionales de reconocimiento de la excelencia. En la organización de los premios colabora el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC).
Para este jurado la contribución de los tres premiados, Tony Hunter, Charles Sawyers y Joseph Schlessinger, representa “el nacimiento de la medicina personalizada contra el cáncer”. También destacan que “el premio reconoce la contribución de tres eminentes científicos que han recorrido todo el camino, desde los descubrimientos más básicos de los inicios hasta las aplicaciones clínicas que hoy salvan vidas”.
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