Que la infancia no nos abandone

Por ALEJANDRO CASTAÑEDA

EL PRINCIPITO, de Mark Osborne.- No es una versión del inolvidable libro sino una película que gira alrededor de ese consagrado relato de Antoine de Saint-Exupéry, autor y aviador francés. En el centro de la historia está una nena que quiere seguir siendo nena. Porque la mami controladora le ha programado el presente y el futuro. Todo lo tiene pautado, hasta el horario de juegos del año que viene. La mami quiere que crezca, que sea adulta, que madure y triunfe. Por suerte tiene como vecino a un aviador pintoresco (Saint-Exupéry) al que los vecinos lo tratan de loco pero que le enseñará a la nena, gracias a ese texto, la cuota de imaginación y fantasía que su infancia necesitaba. Una propuesta digna y melancólica, algo estirada, con magníficos dibujos (sobre todo los que recrean las láminas del libro) y con ese principito inmortal que seguirá allí, en el alma de ese aviador que se va y de esa nena que empieza. La historia propone siempre dos escenarios: el mundo cuadrado de la ciudad frente al mundo redondo de la imaginación. Mami y vecino, poesía y aventuras, nena y abuelo, ficción y realidad. Hay por supuesto frases, las más conocidas del libro, pero lo que el film subraya es que no hay que apurar a la infancia y que la imaginación, la fantasía y los sueños deben estar antes que todo. Y nunca hay que abandonarlos. “No quiero ser mayor”, grita la nena cuando descubre ese nuevo mundo. “El problema no es crecer, sino olvidar”, le enseña el principito. (*** 1/2)

CRECER A LOS GOLPES

REVANCHA, de Antoine Faqua.- Melodrama recargado de piñas. Trágica historia de amor en un mundo lleno de sangre. El argumento apela a todo los lugares comunes del género luchador redimido. Crónica triste sobre un púgil ganador criado en un orfanato que conoce el cielo y el infierno. Pero que al final, después de tocar los bordes, se subirá al ring para empezar otra vez. No le falta nada. Pero está bien contada y la historia se sostiene. Hay detalles, buenos semblanzas humanas, peleas espectaculares, remates sobre la hora. La escena inicial, la del vendaje, ya nos avisa que el que está detrás de la cámara sabe lo que hace. La publicidad hablaba de la historia de redención de un campeón que lo tenía todo y de golpe todo se le viene abajo. Con culpa y dolor, este guapo peleador intentará el regreso. Lo ayuda esa hija que lo rechaza y un viejo entrenador que le da buenos consejos y buenos ejemplos El boxeo, que alguna vez lo llenó de lágrimas, le dará la chance de volver. Es una revancha, porque en su match final ajustará varias cuentas. Gran actuación de Jake Gyllenhaal y soberbia, aunque breve, aparición de Rachel McAdams, una actriz estupenda, versátil, intensa, de esas que le dan vida a cada plano. (*** BUENA).

ALEJANDRO CASTAÑEDA
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