La Ciudad debe velar por un permanente mantenimiento de su patrimonio ornamental
| 10 de Octubre de 2016 | 02:04

Los urbanistas han puesto siempre de relieve que, pese a su relativa corta vida en relación a otras ciudades, La Plata dispone en la vía pública de una riqueza ornamental importante, surgida del aporte de las sucesivas generaciones. Sin embargo, tal como se ha señalado aquí, los platenses y muchos de quienes han tenido responsabilidades en el área no siempre cumplieron con preservar debidamente ese patrimonio.
Sabido es que las pérdidas -algunas de ellas muy dolorosas, por cierto- afectaron, por ejemplo, a los balcones amurados de fines del siglo XIX, a gran parte de los adoquines que se trajeron de Europa en 1883, a casonas particulares y grandes edificios que supieron caracterizar el espíritu de los fundadores, que formaron parte también de la memoria afectiva y colectiva de la Ciudad.
Es en ese contexto histórico que corresponde ahora ponderar la decisión municipal de realizar trabajos de restauración y remozamiento de las 35 fuentes históricas existentes en la Ciudad, a través de un anunciado plan integral para su recuperación que ya se inició con la existente en el cruce de las avenidas 13 y 32, uno de los más transitados accesos al casco urbano platense.
Según se informó, los trabajos allí desplegados tuvieron que ver con reparaciones en el pie de la figura que representa el plano de la ciudad, tratamientos especiales con materiales anticorrosivos para defender la pintura, reemplazo de faltantes en la pileta y otras tareas que hacen a la propulsión de los tres chorros de agua. Se indicó, asimismo, que similares ejecuciones se realizarán ahora con las cuatro tradicionales fuentes de la plaza Moreno.
Dando por sobreentendido que todos los trabajos que se realicen sobre obras artísticas implantadas desde hace muchas décadas contarán con el visto bueno de expertos en la materia, ya que se trata de un campo sensible en el cual no se debe ni puede improvisar, debe tenerse en claro que cuidar el patrimonio ornamental es hablar, desde ya, de inversiones.
El olvido y la desatención de bienes que son comunes profundizan su deterioro, dejándolos a merced del ataque despiadado del tiempo y de la penosa acción de los depredadores. Y el corolario se suele reflejar, periódicamente, en la necesidad de volcar inversiones más onerosas, a raíz de no haberse realizado en forma oportuna las tareas de mantenimiento.
En sus años de vida, La Plata refleja en sus diferentes estilos, lo que fue su vida cotidiana desde los tiempos fundacionales. Y sin embargo, es como si pocas veces se le hubiera prestado el debido y constante cuidado. Es cierto que la conciencia conservacionista es relativamente reciente, pero el deterioro del patrimonio es evidente desde hace años, sin habérsele ofrecido respuestas adecuadas.
Al margen de las acciones y políticas que debe impulsar la Comuna, el compromiso conservacionista debiera encontrarse fundamentado en sólidos principios educativos, capaces de concientizar a la población para que valore su propia historia y respete las fuentes, los monumentos y los ornamentos que reflejan lo mejor de su cultura y de su identidad.
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