Argentina no la embocó ni de penal, y la derrota fue lógica

No se terminó de afirmar en toda la noche, al menos en la medida esperada, atendiendo a la calidad técnica de todos y cada uno de sus componentes, pero necesitó un gol en contra, el convertido por Derlis González, a los 17 minutos, para que Argentina al menos asumiera la iniciativa, y con más fervor que juego, por lo menos acorralara a Paraguay contra su arco.

Edgardo Bauza incluyó a Ever Banega para tener la salida con pelota que el seleccionado no había logrado en el empate con Perú, en Lima, por la fecha anterior, la semana pasada, pero lo taparon al complemento de Javier Mascherano en la primera línea de medios, y el conjunto argentino volvió a quedar descompensado, sin armonía siquiera en lo que tuvo que ver con la velocidad en el traslado.

Mientras Angel Di María llevó la pelota, o trató llevarla, a la velocidad de un Fórmula 1, el resto movió el juego con una lentitud desesperante, más todavía considerando la falta de precisión en las entregas. Sin alguien que organizara, y con esfuerzos desparramados, de jugadores que dieron la sensación de no haber jugado nunca antes juntos, Argentina quedó lejísimo del equipo que esperaban ver los cordobeses en el estadio Mario Alberto Kempes.

En el primer ataque a fondo, cuando Di María cruzó un tiro libre muy largo, desde la izquierda, que pasó por arriba a la multitud que esperaba dentro del área, desde la tribuna comenzó a bajar el pedido de Paulo Dybala, el goleador que surgió en Instituto, en la actualidad comparte con Gonzalo Higuaín el ataque de la Juventus, y Bauza lo sacó por su bajo rendimiento contra los peruanos.

Argentina buscaba ganar protagonismo cuando a los 17 minutos, de contra, Paraguay recuperó en el medio, salió rápido y llegó por la derecha a través de Derlis González, quien sorprendió a todos, incluso a Sergio Romero, el arquero al que la pelota se le metió por el primer palo.

Si algo le faltaba a la Selección en este contexto era quedar un gol abajo, porque la noche se hizo más negra, y el apuro que la invadió no hizo más que incrementar el porcentaje de equivocaciones. Di María le pegó desde afuera, y la pelota pegó en el palo de la mano izquierda de Justo Villar y Marcos Rojo levantó desde posición favorable.

Agazapado, Paraguay encontró una nueva oportunidad para salir de contra, y antes de que se cruzara la barrera de la primera media hora, el que llegó con posibilidades ciertas fue Oscar Romero, que sacó un zurdazo entrando por la izquierda que terminó explotando en los puños del arquero, que la encontró. En lo que le quedó al primer tiempo, Higuaín apareció en un par de jugadas, pero no definió como el gran goleador que es en Italia.

El primer centro cruzado sobre el área de los visitantes ni bien comenzado el segundo tiempo desembocó en una mano penal de Paulo Da Silva. Discutida, es cierto. Pero castigada con un penal, que Villar le tapó a Agüero recostándose a la izquierda, y enseguida el Kun tuvo la revancha, pero el ex arquero de Estudiantes de nuevo salvó el empate.

De nuevo la polémica se instaló cuando el árbitro uruguayo Daniel Fedorczuk dejó en la nada el empate por una posición adelantada de Agüero cuando el tiro libre a modo de centro viajó desde la izquierda, y de ahí en más se repitió el equipo argentino chocando contra una defensa cada vez más apretada.

El ingreso de Dybala, el más pedido de la noche, más allá de Lionel Messi obviamente, le aportó una cuota de frescura a un seleccionado frontal, repetido, y con delanteros que con la camiseta albiceleste están distanciados del gol, con Higuaín a la cabeza.

Imposible, no encontró el camino Argentina, y con la gente bajando de las tribunas, para irse sin esperar el final, el equipo siguió apostando todo a un pelotazo salvador que. Final, y silbidos.