Crimen en Romero: dicen que el prófugo volvió al barrio

A casi dos semanas del homicidio de Marcela Ayala (49) en su casa de Melchor Romero, un grupo de vecinos volvió a movilizarse ayer hasta la comisaría Decimocuarta y el ex marido de la víctima se reunió con el titular de esa seccional para informarle que algunos testigos aseguran haber visto merodeando por el barrio al único prófugo que tiene la causa.

Como se ha venido informando, por el homicidio de Ayala hay dos jóvenes detenidos. Uno de ellos es Emir Lescano Pavese (29), alias “Popón”, quien estuvo seis años preso en la cárcel de Olmos por otro homicidio ocurrido el 28 de octubre de 2009 en La Plata y por el que, en circunstancias que todavía no trascendieron, pero que generan una fuerte polémica, le otorgaron la libertad hace muy pocos meses.

El presunto autor del crimen, además, registraba antecedentes por “lesiones graves” y “robo simple”, de 2007, y “robo calificado en poblado y en banda”, de 2004.

El otro imputado es Lucas González (22), quien decidió presentarse espontáneamente en la fiscalía de Ana María Medina, que lleva adelante la pesquisa, acompañado por sus familiares.

El tercer sospechoso se mantiene, por ahora, prófugo. Por eso, el ex marido de Ayala, Juan Manuel Alnival, se reunió ayer con el comisario para aportarle algunos datos que le acercaron a él otros vecinos.

A la noche, en tanto, un puñado de vecinos marchó hasta la seccional de 173 y 517 para recordar a Marcela, pedir justicia y seguridad en la zona.

A SANGRE FRIA

Ayala, que era telefonista del hospital de Melchor Romero, fue asesinada de un tiro en el pecho el domingo 2 de octubre, en su casa de 519 entre 170 y 171.

“Entraron tres delincuentes a robar, estaba Marcela descansando, entraron al terreno por la pared del costado y se metieron a la vivienda por el fondo, por el ventiluz de la cocina. Empezaron a robar abajo, cuando fue subiendo uno de ellos, ella se despertó y al abrir la puerta la mataron”, relató Alnival después del crimen.

“Se habla de que reconoció a los delincuentes. Ella trabajaba de noche en un kiosco e iban todos a comprar ahí”, especuló.