Con lo que tiene y lo que le falta, le alcanza para ser quien manda

Por MARTIN MENDINUETA
OPINIÓN

¿Qué debe hacer Estudiantes (léase jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, socios e hinchas)? ¿Dejarse llevar por el genuino y sano orgullo que irradia la brillante campaña que viene realizando, o tomar un camino más exigente, posando la lupa analítica en las cuestiones que todavía no tiene bien resueltas y que, por ende, lo convierten en un equipo vulnerable?

Lo ideal sería aplicar una receta criteriosa. Ante discusiones donde ambas posturas tienen parte de verdad, un amigo solía repetir: “Ni pelado, ni con dos pelucas”. Todo en su justa medida. Equilibrio. Mesura. Sin olvidar que hoy es el único líder del torneo más importante del país, el “León” debiera acentuar la búsqueda de un mejor funcionamiento ofensivo. Una cosa no invalida ni suprime la otra. Lo mejor sería integrarlas en el diagnóstico final.

Por algo es líder y está invicto. Me atrevo a escribir que su matriz defensiva es de las más sólidas, y en base a semejante virtud ha construído una identidad odiosa, brava y muy exigente para cualquiera que se le pare enfrente. Hay una mirada clave: Los que más valoran y respetan lo que está haciendo Estudiantes son sus rivales. Más allá de ser quien mayor cantidad de puntos ha cosechado en la tabla, sus modos incomodan al rival de turno por la vehemencia y determinación de sus hombres. Ese sello distintivo representa un tesoro de incalculable valor.

Javier Toledo tampoco ingresó bien, pero los hinchas recién lo están conociendo y el nivel de paciencia es muy diferente.

El principal toque de atención de mitad de cancha hacia atrás lo constituye la sorpresiva pérdida por lesión de Mariano Andújar. Cuando no está, el arco parece más grande. Y esto tiene algo de relación con los errores cometidos por Nahuel Losada. Los dos goles de Rosario Central desnudaron fallas de quien le ganó la pulseada a Sappa y se quedó como segundo arquero del plantel. El lejano remate de Montoya picó cerca de su cuerpo y eso le resultó letal. Y en la definición de Marco Rubén debió salir decidido a achicarle el ángulo de disparo. El juvenil eligió quedarse y la enorme categoría del delantero lo dejó más en evidencia.

SOLARI MEJORO

Ausente Cavallaro, esta vez Augusto Solari tuvo más y mejor participación en el desarrollo de las jugadas de ataque. Su producción nada tuvo que ver con lo poquito que había mostrado en el clásico. Se animó a tocar y ganó en participación. De todos modos, las figuras albirrojas resultaron Israel Damonte y Santiago Ascacíbar. El doble cinco fue el alma y el corazón Pincha. El “Rusito” corrió muchísimo, recuperó y entregó con criterio; mientras que el “platinado” también corrió, asfixió al rival desde una posición más retrasada, habló con todos sin parar y hasta se dio el lujo de marcar un gol sumamente valioso. Ellos están en un nivel óptimo; como lo estuvo Rodrigo Braña frente a Gimnasia. Los mediocampistas centrales de Estudiantes también son piezas determinantes en la estructura de Nelson Vivas.

Andújar es un eslabón determinante a la hora de cotizar o mensurar la jerarquía de este equipo. Con él en cancha, Estudiantes siente que tranquilamente puede soñar en grande.

GRACIANI DESENTONA

La insistencia del técnico utilizando casi siempre a Gabriel Graciani como hombre de relevo no está dando buenos resultados. Con una silueta menos estilizada que sus compañeros, y desperdiciando una muy buena situación de gol, el ex- Colón, Rafaela e Independiente consiguió irritar a varios habitantes de la popular y de la platea. ¿No debería el entrenador darle un descanso hasta que realmente esté como para sumarse al equipo aportando soluciones?

Con lo que tiene y lo que le falta, Estudiantes se las arregla muy bien para estar donde quiere. Allá, bien arriba, en el balcón más lindo de la tabla.