El Lobo le cortó los circuitos y el Pincha clausuró su arco

Gimnasia incomodó al León. Pero los de Vivas hicieron gala de su solidez. Nulo brillo y mucha pierna firme

Por NICOLAS NARDINI
ANALISIS TACTICO

En un clásico signado por la paridad, el duelo táctico también resultó equilibrado a lo largo de los noventa minutos. La balanza se inclinó levemente en favor de Gimnasia porque buscó con un poco más de determinación, pero tampoco se trató de un dominio absoluto del partido, dado que en la faceta de la profundidad ofensiva, los de Alfaro quedaron en deuda. En los primeros segundos de juego quedó pulverizada la posibilidad de ver equipos espejados en lo esquemático. De un lado, Gimnasia se plantó con un diseño 4-1-4-1. Del otro, el Pincha hizo lo propio con el 4-4-2 que Vivas viene utilizando desde la victoria ante Atlético en Tucumán. Fueron dibujos parecidos, pero a la vez diferentes.

Alfaro colocó a Luciano Perdomo como el antiguo volante tapón, muy de moda un par de décadas atrás. Por delante del juvenil, el Lobo tuvo a Ibáñez como extremo derecho, Imperiale y Romero en el eje central, más Carrera volcado por la banda derecha. El único punta fue Mazzola y aquí se vio una de las grandes debilidades de la idea albiazul: el punta luchó pero perdió casi siempre ante la sólida dupla de centrales albirroja.

SIGUIO CON EL 4-4-2

Nelson Vivas volvió a apostar por el esquema en el que se sienten más cómodos los jugadores: el 4-4-2. Con Ascacibar y Braña por el centro, Solari de un lado y Cavallaro del otro. El Pincha no tuvo juego y el DT se vio obligado a mover piezas: antes de la media hora de juego mandó a Auzqui a la izquierda y a Cavallaro de enganche, pero el ex Unión siguió sin poder tomar contacto con la pelota.

La estrategia mens sana tuvo sus pros y contras. A favor, que no le permitió al Pincha imponer su juego. Y en contra, la carencia en los últimos metros de la cancha, donde su juego estuvo desprovisto de profundidad. Del lado albirrojo, en el debe quedó la falta de reacción para reacomodar las filas y revertir la situación ante un rival que le encontró la vuelta a su juego. En el haber, es de destacar la firmeza del bloque defensivo que, aún siendo atacado de diferentes maneras, sostuvo a su valla invicta gracias a la fortaleza de su columna vertebral.

Hubo mucha lucha y casi nada de juego.

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