Colombia busca salvar el acuerdo de paz tras el “No” en el plebiscito

El Presidente inició reuniones con fuerzas políticas y enviará una misión a Cuba para hablar con las FARC

El Gobierno de Colombia inició ayer sus esfuerzos por salvar un acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC luego de que fuera rechazado el domingo en un plebiscito. El sorpresivo resultado del referendo hizo desplomar ayer los mercados financieros, que contaban con el capital político del presidente Juan Manuel Santos (65) para lograr en el Congreso reformas pendientes y atraer inversores al país en momentos en que la economía del país sudamericano sufre una desaceleración. Pese a la amarga derrota, Santos y el máximo líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, anunciaron que continuarán con sus esfuerzos para evitar una reactivación de la confrontación que dejó 220.000 muertos y millones de desplazados. En ese sentido, confirmaron que mantendrán un cese bilateral del fuego.

Aunque Santos no estaba obligado a refrendar los acuerdos con la guerrilla, apostó su capital político para darle mayor legitimidad al pacto. A pesar de que dijo que no tenía plan B en caso de una derrota, ahora tiene que buscar opciones en una Colombia partida por la mitad.

Es que el triunfo del “No”, una campaña que lideró el popular ex presidente Alvaro Uribe y que mostró la renuencia de los colombianos a perdonar la historia de asesinatos, masacres y de ataques de la guerrilla, impide a Santos implementar el acuerdo de paz que firmó el lunes de la semana pasada en Cartagena con “Timochenko”.

Santos se reunió ayer con los partidos políticos que lo apoyan para buscar una salida a la encrucijada y enviará al jefe negociador, Humberto de la Calle, para hablar con los líderes de las FARC en Cuba. Estas fuerzas políticas se declararon a favor de conformar una comisión para dialogar con todos los sectores que apoyaron el “no” con “tiempos precisos y resultados concretos”.

Aunque el partido de Uribe, el Centro Democrático, no asistió al encuentro con Santos, anunció su voluntad de reunirse con los delegados que el Gobierno designe para “corregir” errores del acuerdo. El pacto contemplaba que la guerrilla de las FARC, la más antigua de América latina, dejaría las armas y se convertiría en un partido político y que sus máximos dirigentes tendrían restricción de la libertad hasta por ocho años si confesaban sus delitos y crímenes cometidos durante el conflicto, pero no cárcel. También incluía una instancia judicial especial para juzgar a los guerrilleros, subsidios para que se integraran a la sociedad y compensaciones a las víctimas del conflicto.

Ahora, según analistas, uno de los riesgos inmediatos es mantener bajo control a los mandos medios y a los 7.000 combatientes de las FARC ante la incertidumbre generada por el rechazo al acuerdo de paz y una amnistía que hoy se ve lejana. Entre las opciones que barajan los expertos para salvar el acuerdo están una renegociación con la guerrilla incorporando al partido de Uribe, quien pide cárcel y que los jefes rebeldes no puedan optar a cargos de elección popular.

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