Los que piden que el tren llegue “en túnel” no bajan los brazos

“Si el tren eléctrico entra a nivel dividirá, al aumentar la frecuencia de viaje , definitivamente la Ciudad a un lado y otro de la vía”. Ese es uno de los principales argumentos por los que un nutrido grupo de profesionales, dirigentes y vecinos se opone a la llegada de los trenes eléctricos a nivel a la estación de 1 y 44 y dan batalla, desde hace meses, para que se revea el proyecto oficial y se considere el soterramiento de las vías.

Con esa controversia urbana como marco, ayer se llevó a cabo en la plaza Iraola, de Tolosa, una jornada de concientización y juntada de firmas en la que especialistas y vecinos se pronunciaron a favor de la entrada soterrada del tren a La Plata.

“Nosotros hemos sido claros en los beneficios que el proyecto trae en su concreción para la ciudad. Desde la seguridad hasta el impacto ambiental la entrada del tren soterrado es una obra impostergable. No hay excusas para no llevarla adelante. Quienes gobiernan deben hacerlo pensando a futuro y no basados en una improvisación absurda que terminará produciendo daño a la ciudad en muchísimos aspectos”, señaló el arquitecto Gustavo Cremaschi

Instalados con globos y pasacalles que se extendieron por toda la avenida 1 desde la calle 38 hasta Tolosa, los manifestantes difundieron el petitorio que ya pasa las 8.000 firmas y a través del cual solicitan que el tren entre “en túnel”.

“Estamos aquí para concientizar al vecino platense de que la entrada del tren soterrado es la alternativa que se merece La Plata. Nuestro proyecto es claro y preciso. No vamos a permitir que partan a la ciudad en dos” enfatizó el dirigente institucional Pablo Pérez.

Entre otros argumentos, quienes piden el soterramiento plantean que la mayor frecuencia que tendrá el tren eléctrico, su rapidez y su andar silencioso representa, para los habitantes de la zona, más riesgo de accidentes viales. Esto, apuntan, motivará una virtual división que provocará, entre otros inconvenientes, “el alejamiento entre las familias que viven a un lado y el otro de la vía, ocasionando, a su vez, “cambios en las costumbres”. Afirman, además, que el proyecto oficial acentúa la ruptura actual de la trama urbana, y deteriora el paisaje con las columnas que han clavado en plena calle 1.