Donar leche materna: un seguro de vida

Hay mujeres que cuando están amamantando producen un volumen de leche mayor del que su bebé necesita y pueden donarla. ¿Cómo funciona el Banco de leche materna de La Plata? ¿A quiénes va destinado ese acopio de leche? Especialistas y donantes cuentan la experiencia en torno a este alimento irremplazable

Por LUCRECIA GALLO

La primera vez que Florencia Itri (27), licenciada en Psicología, donó leche fue cuando su primer hijo -que hoy tiene 3 años- tenía dos meses. Era diciembre de 2013 y la angustia que le producía tener que vaciarse el pecho y tirar la leche que le sobraba hizo que buscara por internet mayor información sobre el Banco de leche materna de La Plata.

Con una llamada telefónica al Hospital San Martín bastó para que le dieran toda la información que necesitaba. Semana a semana pasarían a retirar la leche y dejarle nuevos tarritos. Al principio donaba muy poco porque no le sobraba tanto. Pero con la estimulación fue produciendo cada vez más. Tanto, que llegó a juntar hasta 7 tachitos por día, unos 5 litros semanales.

Pero ahí no termina todo. Con su segunda bebé -que ahora tiene 8 meses- volvió a donar. Ya no le sobraba tanto pero su deseo fue más fuerte. “Donaba un litro por semana como mucho”, dice Itri y explica: “con una vez al día que me sacara, juntaba un tachito de 80 mililitros y un bebé prematuro puede realizar 8 tomas con eso, porque ingiere de a 10 mililitros”.

Siento que estoy aportando unas gotitas de amor para otros bebes”, reflexiona Ortiz y agrega: “el trabajo que realizan en el Banco de leche es un gran acto de amor”

El doctor Gustavo Sager, médico pediatra y fundador del Banco de leche materna -actual pediatra de sus dos hijos- solía decirle que la cantidad de leche que producía era la misma que una madre de gemelos. “Al principio iba seguido al Banco a buscar tachitos porque nunca me alcanzaba, recuerda Itri, quien hace unos meses recibió un certificado por ser la tercer mayor donante de leche del Banco de la Plata. La preceden Ana Maggi, en primer lugar y Natalia Correa, en segundo.

Hace unos meses la prima de Itri tuvo un bebé prematuro que nació con 1200 kg y bajó a 900 gramos el primer tiempo. Estuvo internado dos meses y le tocó de cerca ver el valor que tiene la leche materna en esos casos, para esos bebés internados y tantos otros que no pueden tener la leche de su mamá. “Es muy importante que puedan alimentarse igualmente con leche materna. Donando un poquito pueden ayudar un montón. No es necesario donar grandes cantidades”, remarca.

Cuando a Itri se le pregunta sobre qué le diría a otras madres que tienen miedo de donar, dice: “Les diría que yo también tuve miedo. Cuando empecé a donar sentí una especie de angustia: pensaba que tal vez a mi bebé no le alcanzaría la leche por el hecho de estar donando, pero pasó todo lo contrario. Al donar, la estimulación hizo que produjera cada vez más”.

ACTO DE AMOR

Florencia Ortiz (30), contadora, supo del Banco de leche cuando estaba en el quinto mes de embarazo. Una vecina salía de sus casa con unos tachitos de leche y le comentó de la importancia de la donación.

Su experiencia con la lactancia fue muy buena. Ella tuvo desde el primer momento el asesoramiento de la Fundación para la lactancia de la Clínica Suizo Argentina. Allí una puericultora le explicó que tenía mucha leche. Cuando alimentaba a su hija sentía que le goteaba. Se empezó a extraer para evitar una mastitis y la freezaba. Hasta que el congelador se llenó.

Así fue: frente al exceso de leche recordó el encuentro con su vecina. Dio con la Liga de la leche La Plata y ellos la contactaron con el Banco. “Estoy re contenta con lo que estoy haciendo, dice Ortiz y asegura: “seguir acumulando tachitos era un desperdicio”. En la Liga la invitaron a compartir su testimonio en las charlas de apoyo a la lactancia que realizan todos los primeros sábados de cada mes. Nunca pensó sentirse tan incentivada.

“Es muy bueno el sistema, porque cuando recién tenemos a nuestros hijos solemos estar complicadas con los tiempos, la organización y desde el Banco de leche facilitan todo el procedimiento”, afirma esta donante. Un viernes, hace un mes, pasaron a retirar los frascos que ella había juntado. Mostró sus últimos análisis realizados durante el embarazo y firmó su conformidad. “Fue bastante ágil y rápido”, dice.

“Siento que estoy aportando unas gotitas de amor para otros bebes”, reflexiona Ortiz y agrega: “el trabajo que realizan en el Banco de leche es un gran acto de amor”.

RESOLVER LAS DUDAS

Entre los médicos/as, enfermeros/as, y donantes que conforman el circulo virtuoso de la donación se encuentra la neonatóloga Ana Tabuenca, que trabaja en el Banco de leche materna de La Plata desde hace 8 años y medio.

Ella siempre fue neonatóloga, pero se siente muy gratificada de trabajar en el consultorio de lactancia y poder ayudar a las madres. “Las mamás del sector privado como del sector público saben que existimos y vienen a consultar, porque tienen dificultad con la lactancia, con el aumento de peso del bebé o porque el pediatra le indicó el biberón.”, comenta.

Si bien muchos se enteran “por el boca en boca” o leyeron en el diario o vieron en la tele o el médico o la enfermera les comentó algo, aún muchos desconocen que en la ciudad, más precisamente en la planta baja de la maternidad del Hospital San Martín existe un Banco de leche materna. Fundado el 15 de mayo de 2007, fue el primero de los 6 bancos de leche que hay en la Argentina. El segundo fue el Hospital Perrando de Resistencia Chaco, el tercero la Maternidad Sardá de Ciudad de Buenos Aires, el cuarto el Hospital Materno infantil Carrillo de Córdoba, el quinto el Hospital Lagomaggiore de Mendoza y el sexto se encuentra en Cutral Có Plaza Huincul de Neuquén.

“Somos un Hospital de alta complejidad, por lo que nos derivan mamás de toda la Provincia. A veces las mamás tienen muchos hijos y sus bebés están internados mucho tiempo y tienen que volver a su lugar de origen, entonces no podemos contar con la leche de esa mamá todo el tiempo. Tener leche humana de otras mamás que donan es excelente”, señala Tabuenca al tiempo que asegura: “las mamás que reciben leche del banco para sus bebes están muy agradecidas”.

Desde el Banco se desarrolla un curso de preparto donde las madres reciben el asesoramiento de pediatras, obstetras, nutricionistas, puericultoras y psicólogas. Es libre y gratuito. Allí, Tabuenca es la encargada de la charla de lactancia: “Las vamos preparando durante el embarazo para que no compren todas las mentiras que andan circulando: tu leche no alcanza, tu leche no sirve, dale chupete, dale mamadera. Hay muchos mitos y es un trabajo de hormiga desterrarlos. Pero estamos en eso”.

Según relata la neonatóloga cuando un bebé toma leche humana tanto de la propia madre como donada a diferencia de cuando toma leche de fórmula es grandísima. Las propias madres lo identifican. “Mi bebé vomita, tiene cólicos, le duele la panza. Quiero leche mía o la de banco, te dicen”, remarca la especialista en recién nacidos.

Al principio tenían una lista de donantes a las que llamaban todos los jueves para saber si tenían leche. Pero el gran número de donantes, que llega a 40 mujeres y el avance de la tecnología hizo que se agilizara ese procedimiento. Desde hace un año tienen un grupo de WhatsApp donde no solo se resuelve la recolección domiciliaria de los viernes sino también el resto de las dudas. ¿Cómo me extraigo la leche? ¿Cómo la conservo? ¿Cuándo las desfreezo cuánto tiempo dura? ¿Qué tengo que hacer si tengo mastitis? ¿Puede amamantar o no? “Es un lindo lazo ida y vuelta con las dudas y apoyo constante de todas”, señala Tabuenca quien responde a todas las dudas con claridad y dulzura.

DEL FREEZER DE ELLAS Al NUESTRO

En conjunto con el área de lactancia del Ministerio de Salud de la Provincia y con la sede platense de la Liga internacional de la leche, entre otras instituciones con las que articulan, el Banco de leche materna La Plata trabaja para generar cada vez más conocimiento público. En general, las donantes llaman y dejan un mensaje en el contestador o escriben a través del Facebook, el mail o el blog (ver recuadro).

“Desde el freezer de ellas a nuestro freezer, se descongela, se pasteuriza, se analizan algunos elementos y una vez que están aptas se distribuye a los prematuros que la necesitan”, describe el pediatra y docente Gustavo Sager, con una amplia formación y trayectoria en lactancia, abocado desde hace 10 años a la extracción, el procesamiento y la distribución de leche humana.

Como parte de la Red Global de Bancos de leche, el Banco platense lleva pasteurizados 6 mil litros (6 toneladas) de leche materna. La prioridad, en cuanto a los receptores, son los prematuros internados en la “neo” del San Martín y en algunas oportunidades, por pedidos puntuales de los médicos han proveído a prematuros internados en Chivilcoy, Mar del Plata y a algunos niños internados bajo juez en Casa Cuna, para reforzar sus defensas.

BENEFICIO PURO

Si hablamos de beneficios, Sager -estudioso del tema- lo explica clarito: “Hace 6 o 7 años estudiantes de Ciencias Económicas de la UNLP hicieron un estudio: un negocio para ser redituable tiene que tener una tasa interna de retorno mayor al 10 por ciento y el Banco de leche tiene 2940 por ciento de tasa interna de retorno”.

La cuenta es fácil. “Una enterocolitis necrotizante cuesta 146 mil dólares y con una que se ahorre por año se paga el funcionamiento de todo un banco de leche nuevo y se ahorra más de una por año usando leche humana en un prematuro. No hay razones para no impulsarlo”, dice.

Pero no solo los números son ventajosos, sino que el producto es irremplazable. Todos los testimonios de esta nota lo resumieron en una frase: “la leche materna vale oro”. Sager sabe por qué y lo expresa así: “La leche humana tiene tres cosas distintas a cualquier otro tipo de alimento: es la única leche viva, es la única leche cambiante y es la única leche humana”.

En consecuencia y según los especialistas los adultos que han sido amamantados tendrán menos enfermedades cardiovasculares, menos cáncer, menos enfermedades autoinmune que los que no. Habrá menos osteoporosis y fractura de cadera en las madres que amamantan a sus hijos que en las que no.

“La leche humana es un seguro para toda la vida del niño”, concluye Sager y exagera al punto de ser didáctico: “Tiene mucho de cierto la frase de los chinos que dice que uno es lo que come”.

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