Hacia el infinito y más allá

“Doctor Strange” no es un personaje central en el universo comiquero de Marvel. De hecho, debido a los grandes poderes que el personaje manipula, sus apariciones en las historias ensambladas eran contadas.

Pero el universo cinematográfico de uno de los principales estudios cinematográficos hoy lleva varios años aumentando la escala de sus batallas intergalácticas, camino a “Las Guerras del Infinito”, la batalla por seis gemas que otorgan poder absoluto y que tendrá lugar en el universo de los Avengers desde 2018.

En este marco, la introducción de Strange, al igual que las de Thor, los Guardianes de la Galaxia y Ant-Man, permiten ampliar el universo de lo posible para la compañía: estos predecesores mostraron que las reglas de juego del cine de Marvel excedían la física terrestre, explorando desde el nivel subatómico de la materia hasta las galaxias más lejanas.

Pero el personaje que interpreta Bennedict Cumberbatch en la pantalla local desde este jueves, con acento norteamericano pero toda su arrogancia inglesa, genera no una mera ampliación, sino un estallido de las posibilidades: no sólo presenta avances definitivos de cara a la guerra que involucrará a los Avengers contra esa amenaza púrpura que protagoniza un par de escenas post-créditos, el villano Thanos, sino que introduce a través de los hechiceros protagonistas del filme, capaces de manipular las dimensiones y caminar los diferentes universos, la noción de “Multiversos”, uno de los ejes de las publicaciones comiqueras de la empresa hoy y que podrían implicar fuertes cambios de cara a la famosa “Fase 4” del estudio.

Marvel se encuentra actualmente atravesando su Fase 3, tercera etapa de un mapa integral del universo de los superhéroes que durante años ha llevado de manera lenta pero segura hacia “Las Guerras del Infinito”. Sin embargo, lo que ocurrirá tras estas películas permanece una incógnita: los contratos de varias de las estrellas principales de este universo llegan a su fin y renovarlos, ahora que Marvel los convirtió en fenómenos globales, podría resultar imposible.

Lentamente, sin embargo, asoman en el universo del estudio nuevos héroes que podrían encabezar las producciones de las fases subsiguientes: Cumberbatch, cuya historia de origen narrada en esta primera entrega de “Doctor Strange” es apenas el comienzo de lo que podrían ser literalmente aventuras infinitas, asoma como una de las principales caras en el futuro de Marvel, junto a Paul Rudd (Ant-Man), Chris Pratt (Starlord) y el nuevo Spiderman, que, por edad, tiene un largo futuro en la franquicia.

Pero la introducción de Strange en el universo de Marvel no sólo aporta el valor estelar del intérprete de la celebrada “Sherlock”: con el ingreso de la noción de infinitos universos posibles a la historia, Marvel lleva un paso más allá su modelo de “universos cinematográficos”, con que reemplazó a las sagas lineales por franquicias que siguen una historia central pero que cuentan con numerosos desprendimientos.

Con “Doctor Strange”, que cuenta con Tilda Swinton y Mads Mikkelsen en el elenco y es dirigida por Scott Derrikson, Marvel lleva su modelo de “universo” a “multiverso”: podrá así en el futuro realizar una película de “Iron Man” donde el personaje no sea interpretado por Robert Downey Jr. (no en ese universo), o que tenga lugar en un mundo donde Thor es mujer. Las posibilidades son, literalmente, infinitas: si hay universos infinitos, hay historias infinitas, por lo cual las películas de superhéroes podrían continuar hasta el fin de los tiempos. ¿O estallará antes la burbuja?