Fingir el orgasmo ya no es sólo una cuestión de mujeres

La sexualidad moderna ha llevado a la cama una presión extra que a su vez a cambiado algunas actitudes y roles. Hombres y mujeres se exigen cada día más en la cama y con el objetivo de provocar en “el otro” la satisfacción tan buscada,  fingir un orgasmo ya no es una situación que históricamente se consideró reservada a las mujeres. Aunque podría considerarse acertado que el problema es más frecuente en ellas, más de un varón relata, por lo menos en lo que refieren los especialistas a los que consultan, que él también ha fingido alguna vez en su vida haber llegado al clímax.

Hay un mandato social que dicta que la sexualidad, si sos varón, debe incluir orgasmo y eyaculación

La pregunta que surge entonces si es posible eyacular sin tener un orgasmo. Los sexólogos coinciden en que es posible, aunque por lo general una acompaña al otro. Una encuesta telefónica aleatoria demostró que de 1.501 estadounidenses, el 48% de las mujeres y el 11% de los hombres fingen el orgasmo. Para ellos, fingir el orgasmo sin eyacular es más fácil al usar preservativo, pues es factible ocultar la evidencia. 

Otra investigación realizada en la Universidad de Kansas, entre 101 mujeres y 180 varones, estudiantes, mostró que el 30% de los varones y el 67% de las mujeres admitieron fingir sus orgasmos.

LA DIFERENCIA

Existen artículos de publicaciones especializadas que marcan que es importante conocer la diferencia entre el orgasmo y la eyaculación. Marcan entonces que los hombres pueden llegar al orgasmo sin eyacular y viceversa. 

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“Orgasmo y eyaculación son dos conceptos totalmente diferentes. La eyaculación es la emisión de semen a través de la uretra, mientras que orgasmo es la percepción conciente del pico máximo de placer en la respuesta sexual”, indica el portal “e-sexualidad”.

Se explica también que la anorgasmia en los varones puede ser causada por una variedad de factores: estrés, ansiedad, depresión, fatiga,  culpa, miedo al dolor durante el coito, el miedo al embarazo, y problemas con la pareja. 

También puede provocar esta dificultad el consumo de drogas, incluyendo el alcohol o los efectos secundarios de medicamentos recetados.

LAS CONSECUENCIAS

Caer en la actitud de fingir el orgasmo puede no ser gratuito para quien lo hace. El hombre que lo padece, siente mucha frustración pues actúa un placer que no siente, en un escenario donde hacer disfrutar a la pareja prevalece por encima de su propio placer. 

Las causas pueden bucearse en fundamentos más profundos vinculados con la relación de pareja. Todo parece indicar que la “gran responsable” de esta sobreactuación en la cama por cualquiera de los dos integrantes de la pareja es la falta de comunicación. Un factor que suele abundar en la relaciones modernas donde prima la obsesión de “tener que rendir”.

Cuás será la causa de la mentira si en ella caen tanto ellas como ellos Las mujeres suelen fingir para reforzar la imagen viril de su pareja y ellos para no quebrar la imagen de hombre que la mujer tiene de él y por miedo al abandono.

Sea quien fuere el que finge, hay que admitir que se tiene un problema para buscar soluciones

Tal vez sea posible disfrutar de una relación sexual sin llegar a un orgasmo, pero hay un mandato social que dicta que la sexualidad, si eres varón, debe incluir orgasmo y eyaculación. “Esto hace que en la actualidad, varones y mujeres, vivan el sexo con más exigencia lo que trae aparejado más problemas y más ocultamiento”, sostiene “e-sexualidad”.

¿Y LA SOLUCION?

Tanto en los hombres como en las mujeres fingir no es la mejora salida a largo plazo más allá de que pueda sacar a cualquiera de los dos de un apuro. Al contrario: prolonga la disfunción. Tanto si es él como si es ella, hay que admitir que se tiene un problema para buscar soluciones. “El sexo es un baile de dos, en el que el orgasmo no es el fin, sino el medio para disfrutar de la relación y de tu pareja”, se suele afirmar.

Las soluciones, más allá de las consultas a los especialistas, deberán seguir el camino del diálogo. La clave está en poder decir y compartir con la pareja, qué se desea.