Con la cabeza en la Copa, el Lobo jugó mal y apenas empató

El equipo alternativo no tuvo nada de fútbol y en el trámite fue menos que Unión

Por NICOLAS NARDINI
COMENTARIO

La idea de colocar un equipo alternativo para cuidar a los habituales titulares para el trascendental partido por la Copa Argentina, produjo una considerable merma en el juego de Gimnasia, que se vio superado en casi todas las facetas del juego por Unión y rescató un empate al aprovechar una de las pocas situaciones de gol que generó, en los pies del siempre picante Franco Niell .

Gustavo Alfaro no tuvo dudas en armar una formación con solo dos de los habitualmente titulares entre los once iniciales y sabía que se exponía a un claro retroceso deportivo, ya que coexistieron en el campo futbolistas con tan solo un par de prácticas como único proceso de ensayo. Así, con ese equipo improvisado por la lógica prioridad que el cuerpo técnico le dio al partido del jueves, ya que se trata de uno de los compromisos más importantes de los últimos años para el club, el Lobo jamás pudo hacer pie con el elenco alternativo.

Desde las primeras acciones del encuentro, se vio a un conjunto que se asemejó más a una suma de voluntades individuales que a un equipo, en la más pura interpretación del término. Pareció que todo Gimnasia ya tenía la cabeza en San Juan, sin caer en la cuenta de que antes había tres valiosos puntos en juego en el estadio del Bosque, de los cuales dos quedaron en el camino para los mens sana.

Fueron varios los aspectos que confluyeron en el campo de juego y que dieron como resultado una pálida actuación y una sumatoria con sabor a poco al tratarse de un partido en condición de local.

UN EQUIPO IMPROVISADO

El Lobo apostó por el 4-4-2 como módulo táctico. Los intérpretes elegidos para enarbolar ese diseño táctico denotaban, en la previa, ciertas virtudes para darle volumen al manejo del balón y, desde allí, producir juego de mitad de cancha para el equipo.

El problema central del Lobo fue que jamás logró poner la pelota contra el piso con criterio. La redonda fue mucho más por el aire que por el césped y este no fue el marco ideal para futbolistas de las características de Valdez Chamorro o Faravelli, que jamás pudieron imponer condiciones.

Gimnasia fue un equipo demasiado largo en el campo. Tan desconectadas lucieron las líneas que el dueño de casa casi nunca pudo sacar provecho de la positiva noche que tuvo Rasic en el juego aéreo. El lungo se cansó de ganar de arriba, peinó no menos de quince pelotas, pero sus compañeros se pararon tan lejos de su zona de influencia que ese gran esfuerzo para imponerse en lo alto, cayó en saco roto. Una y otra vez, los centrales y volantes del Tatengue se hicieron de las “segundas pelotas” porque ningún hombre albiazul hizo las veces de ladero del lungo para usufructuar su poderío aéreo.

SIN FUTBOL NI SOLIDEZ

La falta de fútbol no fue el único problema de Gimnasia. El equipo no manejó balón ni terreno, aunque tampoco fue un canto a la solidez en el plano defensivo.

El tempranero gol de la visita desnudó los problemas de todo el bloque defensivo (con volantes incluidos) porque le movieron la pelota de un extremo a otro hasta el zapatazo de Godoy que perforó la valla de Martín Arias.

El Lobo lo empató por la picardía del Enano Niell, que capitalizó un pelotazo larguísimo de Bonifacio y definió cruzado entre los centrales rivales y el patinazo de Nereo Fernández.

Antes y después del 1 a 1, Unión tuvo las mejores chances de gol, porque la última línea local no dio garantías. Hubo balones que los zagueron dejaron picar peligrosamente en el área, envíos cruzados que encontraron a los laterales mal posicionados y volantes que retrocedieron mal. Fue un combo nocivo.

Luego del empate tripero, el Lobo no volvió a generar ni una sola chance de gol concreta. Hubo algunos merodeos que no llegaron a concretarse. El equipo jamás halló la manera de manejar el desarrollo del partido. En el marcador terminaron en tablas, pero en el trámite Unión salió mejor parado, tuvo una actitud de búsqueda plausible ante un adversario perdido en la cancha, sin orden ni ideas.

Lo único positivo, en tren de sacar conclusiones, para los de Alfaro es que el equipo no perdió, aún habiendo hecho muchos méritos para ello.

Fue una prueba que salió mal y que le permitió rescatar un punto tras 90 minutos fácilmente olvidables. Ahora el Lobo se puso el chip copero. Pero eso es otra historia...

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