La recesión se estira y contradice el optimismo económico del Gobierno

La recesión es más fuerte y larga de lo que se había previsto. El diagnóstico económico no pertenece a un partido político de oposición, sino que fue insistentemente comentado en un influyente congreso de banqueros que concluye hoy en Buenos Aires. El reconocimiento de la situación coincide con la preocupación que, puertas adentro, tiene el propio gobierno nacional.

Aunque hacia afuera, la administración de Cambiemos continúa alimentando expectativas. La Casa Rosada emitió ayer un comunicado oficial en el que destacó que las exportaciones de alimentos y bebidas aumentaron un 6,5% entre enero y septiembre de este año. El Gobierno sostuvo que ese dato permite establecer un “cambio de tendencia” respecto del período 2011-2015.

La reactivación de la economía es, cuando falta sólo un mes para que se cumpla un año de la gestión de Mauricio Macri, prácticamente una obsesión presidencial. Es que los “brotes verdes” -como denominaron a algunas señales positivas en el Palacio de Hacienda- son por ahora contados con los dedos de una mano. En cambio, los números negativos persisten en distintos sectores.

Por caso, la entidad CAME informó que las ventas minoristas cayeron en octubre un 8,2% en las cantidades vendidas frente al mismo mes de 2015. Se trató del décimo período consecutivo en que las ventas se retrajeron, lo que lleva a los comercios a una situación delicada. La recuperación –sostuvieron en este sector- no llegó en el segundo semestre, sino que se agudizó la recesión

CONSTRUCCION

El mismo derrotero sigue el estratégico rubro de la construcción, en el cual las ventas de insumos cayeron un 19,8% en octubre último respecto a igual mes del año pasado. Así lo informaron las empresas líderes, que al comparar la actividad con septiembre indicaron que los volúmenes despachados registraron un descenso del 0,83%, si los toma en carácter “desestacionalizado”.

El Gobierno, que afronta más cuestionamientos en el plano económico que en el político, salió ayer a contrarrestar desde lo discursivo el efecto de esos indicadores. El encargado de hacerlo fue el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien sostuvo que “lo importante para la Argentina es mantener el rumbo, mirar al futuro, la confianza que le dispensa el mundo y todo lo que podemos aportar”.

El mensaje del jefe de ministros fue escuchado por los banqueros más importantes de América latina, que se reunieron en el hotel Hilton de Puerto Madero para analizar las perspectivas económicas de la región. Allí mismo, un prestigioso especialista del HSBC afirmó que “la recesión continuó hasta prácticamente entrado el tercer trimestre y hay todavía” en la Argentina.

“Esto explica la demora en la recuperación de la inversión”, aseguró en la misma línea Javier Finkman, quien además precisó que el cuadro provoca “una baja utilización de la capacidad instalada”, ya que la esperada reactivación económica “viene siendo más larga y la contracción más profunda” que lo anunciado por otros especialistas y la administración de Cambiemos.

De hecho, tanto la Casa Rosada como el Palacio de Hacienda revisaron sus pronósticos iniciales y afirmaron que el crecimiento se activará en 2017, a tal punto que previeron una suba del 3,5% del PBI en el Presupuesto del año próximo que se está discutiendo en el Congreso. Aunque no son pocos quienes estiman que el actual programa económico dificulta la salida de la recesión.

En ese punto, las miradas se dirigen hacia el Banco Central, cuya política de altas tasas de interés -que sus autoridades justifican en el combate a la inflación- se convirtió en un ancla para el sector productivo de la economía. Ayer ratificó el rumbo el vicepresidente del Banco Central, Lucas Llach, quien resaltó que “la vocación (de la autoridad monetaria) de ayudar a una macroeconomía estable”.

Con todo, la jornada también deparó un dato positivo para el Gobierno: la cantidad de escrituras de compraventa de inmuebles aumentó en septiembre último un 19,1% respecto del mismo mes del 2015, informó el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires. Según se estima, el rebrote del mercado inmobiliario puede ser un efecto directo del plan de blanqueo de capitales.