La Habana se despidió para siempre del fallecido ex líder

Las cenizas de Fidel Castro partieron ayer para siempre de La Habana, la ciudad desde la que gobernó Cuba durante casi medio siglo, en un cortejo fúnebre que fue saludado por miles de cubanos que salieron a las calles a dar el último adiós a su “comandante revolucionario”.

Fidel nació en Birán (provincia oriental de Holguín) el 13 de agosto de 1926 en una finca familiar rodeada de cedros y, por eso, sus restos cremados reposarán para siempre en una urna de madera de cedro, que emprendió el último viaje del comandante, hasta Santiago de Cuba, cuna de la revolución.

Los restos mortales de Fidel descansaban en la sala Granma del Ministerio de las Fuerzas Armadas de la Revolución (Minfar), de donde salió ayer la urna con las cenizas, envuelta con la bandera nacional, en las manos de dos militares. El comandante falleció, a los 90 años, el pasado 25 de noviembre, 60 años después de que el yate Granma partiera de México hacia Cuba, con el embrión de lo que sería el Ejército Rebelde que luchó bajo su mando en la Sierra Maestra hasta derrocar al régimen de Fulgencio Batista en enero de 1959.

REMOLQUE CON FLORES

La urna fue depositada en un remolque decorado con flores blancas, con una breve y solemne ceremonia militar en la que estuvo el presidente Raúl Castro, junto a la viuda del fallecido líder cubano, Dalia Soto, y algunos de sus hijos, su familia más cercana a la que se vio ayer por primera vez desde su muerte. De ahí partió la comitiva de vehículos, encabezada por un furgón en el que viajan el ministro de las Fuerzas Armadas, el general Leopoldo Cintra Frías, y los viceministros Ramón Espinosa y Joaquín Quinta Solá, que custodian un segundo auto que porta las cenizas de Fidel.

Para dar el último adiós a los restos mortales del ex líder, un cordón de gente estaba listo en los alrededores de la Plaza de la Revolución, donde anteanoche se celebró un acto multitudinario de despedida y muchas de las personas pasaron la noche en vigilia para ver partir las cenizas. En el resto de la ciudad, una multitud ordenada y silenciosa abarrotó las calles durante todo el recorrido del cortejo fúnebre para ver por primera vez las cenizas de Fidel, que desde el sábado pasado reposaban en la sede del Minfar, sin acceso para la población.