Defendió a una chica en un robo y recibió un tiro en la espalda

Un joven de 22 años que estaba de paso en un negocio e intervino para frenar un robo armado en El Mondongo fue herido de un disparo en la espalda. La víctima se salvó de sufrir consecuencias graves sólo porque la bala le rozó el cuerpo en lugar de perforárselo.

El viernes a la noche, cerca del horario de cierre, el muchacho estaba en un kiosco de diagonal 73 y 118. No hacía compras sino que “estaba de visita porque conoce a la empleada, porque suele estar en ese cruce de calles haciendo malabares”, señalaron fuentes oficiales.

En esa circunstancia, un par de ladrones frenó ahí para cometer un robo en el autoservicio. Uno de ellos esperó en la moto a que el otro amenazara a todos con un arma y se llevara la recaudación.

Sin embargo, la maniobra no salió como la habían planificado. El malabarista, identificado por los voceros del caso como Maximiliano Cunian, “salió a defender a la mujer”, contó un vecino de la zona.

Un relato coincidente fue el que dieron voceros policiales, que agregaron que “el joven se trenzó en lucha con el delincuente y en ese momento el arma fue accionada”, aunque no se aclaró si fue una situación accidental o adrede.

El proyectil alcanzó la zona lumbar de la espalda del testigo, que cayó lastimado en el piso del negocio.

Acto seguido, el ladrón salió al encuentro de su cómplice para escapar, aparentemente sin llevarse nada robado.

Los servicios de emergencias se acercaron al negocio y se encargaron del operativo. La policía pidió descripciones de los delincuentes para salir a buscarlos y un grupo de médicos se encargó de trasladar al herido en ambulancia.

En el hospital Rossi se comprobó que “la lastimadura era superficial y no le significó ningún riesgo de muerte”, confirmaron los voceros oficiales.

Maximiliano, vecino del barrio porteño de Villa Luro, “no necesitó ser internado por la lesión y recibió el alta rápidamente”, añadieron las fuentes.

Del paradero de los motochorros todavía no hay novedades.

en peligro

Hubo dos antecedentes de robo en muy pocas cuadras a la redonda en los últimos días. Primero, el asalto sucedido en 71 entre 119 y 120 el lunes a la madrugada.

Allí, tres delincuentes encapuchados sorprendieron a una pareja mientras dormía en su casa. Al parecer, entraron por los techos y lograron burlar todos los sistemas de seguridad. Estuvieron más de tres horas y se desquitaron con golpes y torturas.

Las víctimas, que sufrieron el robo de todos sus ahorros, padecieron un calvario: al hombre le pegaron con un revólver en la oreja y en la boca, lo precintaron y lo dejaron tirado arriba de la cama. A la mujer, en tanto, la embolsaron y le pusieron un cinturón en el cuello, bajo amenazas de estrangularla.

En tanto, el jueves al mediodía dos ladrones entraron a robar en un gimnasio de 71 y 118, de donde se llevaron plata y un celular. A una empleada la amenazaron de muerte y la dejaron encerrada. Los sujetos se fueron corriendo.