Asesinan en un robo a una vecina de Tolosa: dos puñaladas por un televisor

Boca arriba, tirada sobre un charco de su propia sangre y en el living comedor de su casa de 22 entre 525 bis y 526, en Tolosa. Así encontraron ayer asesinada a una mujer de 79 años que vivía con su sobrino policía y a la que atacaron a puñaladas para robarle un televisor de 32 pulgadas. Es ésta la principal hipótesis de la familia y la policía, aunque la investigación recién empieza y no tiene, por ahora, sospechosos en vista.

La víctima fue identificada como María Angélica Olmo, de 79 años. La autopsia que le practicaron ayer mismo determinó que murió por dos cortes que le abrieron en el cuello, presuntamente con un cuchillo que estaba a un metro del cuerpo, sobre una silla y con restos de sangre. A juzgar por otros que había en la cocina, sería del mismo juego. Tenía también un golpe en la cabeza, que habría sufrido al caer tras el ataque. Fuentes oficiales aclararon que los forenses no dieron precisiones sobre la hora del crimen, aunque se supone que ocurrió entre las 2 y las 7 de la mañana de ayer, por datos que aportaron los vecinos (ver aparte).

Con el crimen de Olmo, ya son 45 las víctimas asesinadas en la Región este año. Catorce murieron en un robo

María Angélica era jubilada de Salud, cobraba una pensión de su marido y alquilaba el chalet donde vivía con su sobrino, Jorge Del Negro (23), y sus cuatro perros.

“Llegué a las 10 de la mañana y la encontré muerta, tirada en el living de la casa. La noche anterior me había quedado a dormir en la casa de mi novia y esta mañana (por ayer) había comprado facturas para tomar unos mates con ella”, recordó el joven, que es policía y presta servicios en el Comando de Patrullas de San Isidro. Visiblemente afectado por la tragedia, describió a Olmo como “la persona más buena y más dulce del mundo”.

En relación con el caso, recordó que “a las 8 de la mañana la había llamado por teléfono una hermana y nunca le respondió”.

Jorge Olmo (69) es el hermano de María Angélica y el chapista del barrio. En la puerta de su casa situada a unos 150 metros de la de la víctima, reflexionó: “Hasta ahora creí que éste era un barrio tranquilo”.

Reveló que su hermana se instaló en la casa donde la mataron “hace dos años, porque antes vivía en 2 y 80, pero desde que enviudó (en 2011) comenzó a pensar en mudarse y eligió este barrio porque estábamos cerca. Le gustaba venir a tomar unos mates conmigo”, acotó.

El o los homicidas que atacaron a María Angélica ingresaron en su vivienda sin forzar cerraduras. Un jefe policial especuló con que “pudieron entrar por una puerta del fondo, que quedaba sin llave”. Se cree que la mujer estaba acostada o a punto de irse a la cama, por la ropa que usaba cuando la mataron.

Según su hermano, “hasta hace poco estuvieron trabajando albañiles (en ese domicilio), por unas “unas refacciones y tareas de pintura” que había encargado la víctima. “Con esto no quiero decir que esa gente esté vinculada con el crimen”, aclaró Jorge, “pero ella era muy confiada y hasta solía dejar la puerta de un pasillo sin llave”, confirmó.

“Me decía que no hacía falta porque sus perros la iban a defender”, apuntó. La víctima tenía un rotwailler y tres mestizos que “no eran agresivos, aunque ladraban a los desconocidos”, aseguró un pesquisa, en base a lo que declararon los allegados a la jubilada.

A Jorge Olmo lo enfurece la idea de que mataron a su hermana “por los 5.000 pesos que vale el televisor que le robaron”. Fuentes de la investigación dijeron que “en la escena quedaron unos 10 mil pesos que la mujer tenía ahorrados”, pero los familiares aseguraron que María Angélica “se manejaba con la plata justa que retiraba del cajero”.

¿CONOCIDOS?

Consultado sobre sus sospechas, Jorge Olmo se mostró convencido de que los asesinos conocían a su hermana. Por eso presume que “a lo mejor previamente drogaron a los perros”, duda que pretende aclarar “con un veterinario”, según afirmó.

Después de que la morguera retiró el cuerpo y los peritos de Policía Científica terminaron con el relevo de rastros en la escena, dos sobrinas de la víctima y sus novios comenzaron a limpiar la vivienda donde pasó todo, un chalecito con rejas en el frente y un cartel que advierte “cuidado con el perro”.

Los jóvenes, Matías (32) y Enrique David (28), también barajaron sus teorías sobre el hecho.

“Suponemos que entraron por el fondo (de la vivienda), porque María Angélica acostumbraba a dejar la puerta de la cocina abierta por sus perros”, explicaron, aludiendo a la circunstancia de que ninguna abertura estaba forzada.

Al igual que el hermano de la jubilada asesinada, los jóvenes se inclinaron por la hipótesis de que los asesinos la conocían, tenían el dato de que un acceso estaba sin llave y quizás por eso la mataron.

Si bien se estableció que el o los criminales no se llevaron otra cosa que un televisor plasma y una billetera, “revolvieron toda la casa, buscando dinero”, confirmaron.

Los novios de las dos sobrinas de Olmo la recordaron por su solidaridad: “Si veía que alguien necesitaba ganarse unos pesos con alguna changa, le ofrecía hacer alguna tarea en su casa”, apuntaron.

“Era una excelente persona. Venías y te ofrecía de todo. Era una mujer seria, pero con la que podías hablar de cualquier tema. Y se relacionaba bien con los jóvenes y con sus vecinos”, destacaron.

Precisamente, una mujer que vive al lado de la vivienda de la víctima contó a este diario que “a las 9 de anoche (por la del viernes) la vi pasar con las bolsas de los mandados y al verme en la puerta me dijo `buenas noches vecina`. Nos enteramos de lo sucedido esta mañana (por ayer), cuando su sobrino salió de la casa gritando que habían entrado a robar y que habían matado a su tía. No lo podíamos creer”, concluyó.

El joven policía llamó al 107 y al 911. Los médicos no pudieron hacer otra cosa que confirmar la muerte. Luego llegaron policías del Comando de Patrullas, la comisaría Undécima y el Gabinete de Homicidios de la DDI, que se puso a la cabeza de la investigación bajo la instrucción de la fiscal Leila Aguilar.