El asesinato de una jubilada recalentó los ánimos en Tolosa

A 48 horas del homicidio de María Angélica Olmo (79), sus vecinos decidieron juntarse ayer en la plaza Los Eucaliptos, situada a pocos metros de la casa de 22 entre 525 bis y 526, donde vivía y fue asesinada la jubilada.

Puntuales, unas 50 personas llegaron a 22 y 525 desafiando al temporal y se trasladaron a la vivienda de uno de ellos cuando la lluvia se volvió implacable. Los acompañó el jefe de la comisaría Undécima de Ringuelet (que tiene jurisdicción en esa zona), Adrián Mosca, quien escuchó todos los reclamos y ofreció algunas respuestas.

Entre otras cosas, los vecinos plantearon que “los patrulleros no pasan desde hace dos meses”, que “faltan cámaras de seguridad y luminarias”.

Los cuestionamientos también apuntaron contra el servicio de emergencias 911, porque “tardan un montón en mandar a un patrullero” y el protocolo es “demasiado engorroso a la hora de tomar las denuncias”, dijo una chica que participó de la reunión. Básicamente, pidieron “más presencia policial” y denunciaron que “después del crimen (de la jubilada), esa misma noche aparecieron los patrulleros”.

“Por momentos el clima estuvo caldeado -reconoció otra vecina- porque hay mucha bronca y temor por los robos que venimos padeciendo desde marzo o abril”.

Un hombre reflexionó ante Mosca que hay “una desconfianza grande hacia los policías y funcionarios judiciales”, a lo que el jefe respondió: “La seguridad no la hago yo solo, depende de todos”.

Por lo pronto, hoy habrá una nueva reunión desde las 19, en un galpón de la comunidad boliviana que funciona en 526 y 22 bis. Los policías se comprometieron a dar algunas respuestas a los planteos y los vecinos convocaron a funcionarios municipales y concejales, para analizar una propuesta de seguridad integral.

Algunos de los que participaron de la reunión de ayer aclararon que el homicidio de Olmo fue “la gota que colmó el vaso”, sin pasar por alto que desde hace meses soportan una seguidilla de robos violentos.

“A una chica le tajearon el brazo para robarle un celular; a un hombre le entraron por el fondo de la vivienda y se salvó por los perros y a una chica que fue a cargar combustible para la moto le pegaron patadas y no pudieron robarle”, enumeró uno de los frentistas. Todos dieron su testimonio, pero reservando la identidad por miedo.

El crimen de María Angélica sucedió el sábado a la madrugada (suponen que entre las 2 y las 7 de la mañana) en la casa que esta jubilada de Salud compartía con su sobrino policía.

Fue precisamente ese joven Jorge Del Negro (23) quien la encontró a las 10 de la mañana tirada en el living, sobre un charco de sangre, ya sin vida. Los forenses que hicieron la autopsia determinaron que tenía dos cortes en el cuello, aunque uno, muy profundo, fue el que la mató. “El otro era superficial”, describió un investigador”.

En el lugar los peritos secuestraron un cuchillo que sería de la casa y estaba a un metro del cuerpo, sobre una silla y con restos de sangre. Ninguna cerradura estaba violentada ni forzadas las aberturas.

Sólo faltaban un televisor de 32 pulgadas y la billetera de la mujer.