El ritual de las recibidas, entre el colorido festejo y el enchastre total

Como todos los años a este altura de diciembre, el carnaval de las recibidas le pone -por igual- alegría y enchastre a las calles platenses. En el mes de los egresados, cada día decenas de festejos alteran la rutina en las inmediaciones de las diferentes facultades con los coloridos rituales, que suelen completarse con ruidosas caravanas. Pero en las aceras queda también un tendal de suciedad y olor que complica a los peatones.

El ensanche de la vereda de la facultad de Derecho generó en su momento una encendida polémica. Incluso, un duro cruce entre integrantes de la unidad académica y del rectorado. Los primeros dijeron que le habían pedido a la UNLP que habilitara el tradicional festejódromo de 7 y 48 para evitar los enchastres sobre la calle y la vereda de “enfrente”, la de la obra del ex edificio de Humanidades y Psicología. En la Universidad señalaron que crear un espacio para los festejos de las recibidas justo a la salida del ex Jockey Club solucionaría ese problema. En rigor, lo agravó.

Esta semana quedó demostrado que el ensanche, que cuenta con rejillas especiales para limpiar el enchastre de los festejos, sólo ha complicado el tránsito y el trabajo de los taxistas que tienen desde hace años una parada en la zona. ¿Por qué? Porque tras varias recibidas, ayer la vereda de la facultad amaneció limpia, pero la de “enfrente”, hecha un asco. Literalmente.

“La gente está acostumbrada a festejar ahí. Es un lugar bastante oscuro. Hay chapas de obra que a nadie le importa ensuciar”, dijo un comerciante del lugar, casi resignado. Aunque no dejó de mostrar su enojo: “Gastaron plata de todos para hacer algo que complicó el tránsito y que no se utiliza para lo que fue creado. Da bronca”, expresó.

En febrero último, cuando estaba a punto de finalizar la obra del nuevo festejódromo, los vecinos hicieron oír su queja. Cuestionaron que el ensanche de la vereda le sacó, en mitad de la cuadra, dos metros a una calzada del microcentro por demás transitada.

La obra implicó una ampliación de la vereda a lo largo de unos 30 metros, justo frente a la entrada a la facultad.

En aquel momento, desde Derecho se recordó que la unidad académica le venía reclamando al rectorado que le permitiera volver a utilizar como festejódromo de las recibidas la esquina de 7 y 48. Las autoridades de la Universidad, en lugar de restablecer ese espacio, decidieron ensanchar la vereda.

El tema llegó hasta el consejo directivo de la casa de estudios, donde consejeros del claustro de profesores manifestaron su disconformidad con el emprendimiento “inconsulto”, dijeron.