Lesión inoportuna

La noticia causó sorpresa en el Country de City Bell: Leandro González Pirez se rompió los meniscos de su rodilla derecha y se perderá los dos partidos que le faltan al campeonato.

Sin lugar a dudas que la lesión llega en un momento inoportuno y agiganta su mala suerte en el semestre, porque justo se preparaba para ser titular en el lugar de Leandro Desábato, también lesionado la semana pasada.

La lesión se produjo durante la práctica que el plantel realizó ayer en el Country. De repente un mal movimiento lo hizo caer al suelo y todo el temor se apoderó de él y de sus compañeros.

El parte médico: “El futbolista sufrió una ruptura de menisco interno con bloqueo de su rodilla derecha”

En un principio se pensó que podía tratarse de una rotura de los ligamentos cruzados. Fue tan brusco el movimiento que sus compañeros pensaron lo peor. Y más al verlo llorando de bronca y dolor.

Si bien no hubo ayer nada que consuele su bronca, al menos González Pirez pudo respirar aliviado por la tarde, cuando se conoció el resultado del estudio que le realizó el Dr. Hugo Montenegro. Su lesión fue una rotura de los meniscos.

Será operado mañana en una clínica de La Plata y luego tendrá para 30 y 45 días de recuperación. Difícilmente llegará para los partidos de la pretemporada en Miami, pero sí estará 10 puntos para los partidos en Mar del Plata y para el inicio del torneo.

En su lugar (y en el del Chavo Desábato) jugará el polifuncional juvenil Julián Marchioni, que había sido titular contra Banfield.

Las lesiones nunca son bienvenidas en el deportista. Pero mucho menos lo son cuando después de mucho trabajo la chance de ser titular está al alcance de la mano.

Eso le pasó a Leandro González Pirez, quien peleó con las mejores armas para meterse en el equipo, lugar que no encontró porque justo delante suyo jugaron tal vez de los mejores centrales del fútbol argentino: Leandro Desábato y Jonatan Schunke.

La desgracia sufrida por el Chavo (fractura en el malar izquierdo) le abría la chance de jugar otra vez. Pero el destino le jugó una mala pasada, como tantas veces desde que llegó a Estudiantes.

De todos modos el ex River y Tigre ya avisó días atrás que se quiere quedar a pelear un puesto para ser parte del plantel que el año que viene jugará torneo y Copa Libertadores. A veces lo que no mata, fortalece.