Nuevas esperanzas para realizar transplantes de útero en el país

Luego de que días atrás trascendiera el éxito que tuvo el primer transplante de útero realizado en Estados Unidos, especialistas locales en medicina reproductiva anunciaron que este procedimiento podría realizarse pronto también en Argentina. Y es que el padre de la técnica, un médico sueco que en 2012 logró el primer nacimiento con un útero donado, fue invitado esta semana a Buenos Aires para formar equipos capaces de replicarla en nuestro país.

Aunque todavía un procedimiento experimental, el transplante de útero constituye una interesante alternativa para mujeres que lo perdieron a consecuencia de una enfermedad o simplemente nacieron sin él, una condición mucho más común de lo que suele creerse ya que se daría en una mujer de cada 5 mil.

La técnica, que comienza a abrirse camino en todo el mundo, acaba de ser practicada con éxito en Estados Unidos por primera vez. El lunes pasado los medios de ese país confirmaron que una mujer de 26 años nacida sin útero se convirtió en la primera norteamericana en someterse a este procedimiento en el marco de un ensayo clínico realizado en la Clínica de Cleveland.

Tras conocerse la noticia, un grupo de médicos del Hospital Italiano de Buenos Aires y del centro de medicina reproductiva CEGyR, anunciaron que esperan poder realizar este tipo de transplantes el año que viene en el país. Para ello la Asociación Latinoamericana de Medicina Reproductiva trajo a Buenos Aires al médico sueco Mats Brännström, el autor de la técnica, a fin de que entrene a profesionales argentinos en su aplicación.

“La idea es replicar en el país el protocolo de investigación presentado por Brännström “, explicó el doctor Sergio Papier, presidente de la Asociación Latinoamericana de Medicina Reproductiva y director de CEGyR, quien entiende que en Argentina, al no estar permitido el llamado “alquiler de vientre”, hay pacientes que podrían beneficiarse con esta nueva opción.

Como explicó Papier, la cirugía requiere de tres pasos: la extracción del órgano de la donante, que en general es la madre o una hermana de la receptora, la preparación del útero mediante una técnica de enfriamiento, y finalmente su implantación.

Luego del trasplante, la paciente que recibió el órgano debe tomar medicamentos inmunosupresores para evitar que su cuerpo lo rechace y esperar al menos un año para intentar un embarazo. Este se busca en forma asistida implantándole los embriones obtenidos por fertilización in vitro de manera previa a la donación.

Una vez que la paciente da a luz, si no desea tener más embarazos a corto plazo, el útero implantado se puede extraer para liberarla de los efectos secundarios de los inmunosupresores. “Los riesgos son los mismos que los de cualquier otro tipo de trasplante, con la ventaja de que las pacientes son totalmente sanas”, explicó Papier.