La increíble historia del pingüino “agradecido”
| 11 de Marzo de 2016 | 02:49

No una, sino cuatro veces regresó un mismo pingüino magallánico a visitar las playas de Río de Janeiro en la misma cantidad de años. Un fenómeno que parece increíble, más todavía si se tiene en cuenta que lo hace para visitar a quien le salvó la vida. Como si fuera un gesto de amor y agradecimiento.
Joao Pereira de Souza, de 71 años, bautizó a este pequeño animal como “Dindim”, cuando en 2011 lo encontró entre las rocas cubierto de petróleo y moribundo. Por varias semanas lo cuidó y el ave logró recuperarse, volviendo a su hábitat en el sur de Chile, donde pasa una temporada alimentándose.
“Lo quiero como si fuera mi hijo y creo que él también me quiere”, relata Pereira cuando se refiere al cariño único del que goza junto al animal.
“El llega en junio y se va en febrero, y cada año es más cariñoso, porque parece más feliz de verme. Se acuesta en mi regazo, me deja lavarlo y darle sardinas, pero no permite que nadie más lo toque”.
“Todo el mundo decía que no iba a volver -señala este albañil y pescador brasileño jubilado- pero ha regresado durante los últimos cuatro años”.
Es que fue el mismo Pereira quien durante semanas se dedicó a cuidar y alimentar a “Dindim”, dándole una dieta que le devolviera las fuerzas. Y una vez recompuesto, lo devolvió al mar para que regresara a las costas del sur de Chile y Argentina, donde la especie suele vivir una temporada para alimentarse.
Y para sorpresa de todos, y más aún de Pereira, el pingüino regresó a la playa en la que se salvó de morir, y así lo ha hecho desde entonces, pasando una temporada de 8 meses con quien se considera su “padre adoptivo”.
“Lo quiero como si fuera mi hijo -comentó Pereira a Globo TV- y cada año es más cariñoso, porque parece más feliz de verme”.
Fue el mismo Pereira quien bautizó al pingüino de Magallanes con el nombre de “Dindim”, y el pequeño animal realiza todos los años una travesía de nada menos que ocho mil kilómetros para volver a verlo en las cálidas aguas cariocas. Y cuando vuleven a reunirse, Pereira lo alimenta con una dieta especial que él mismo creó para su “Dindim”.
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