Un “último primer día” distinto en la escuela 27

Los chicos de 6º año compartieron una jornada con los de 1º para ayudarlos a dar el salto al secundario

No es un paso sencillo empezar la secundaria. Escuela y compañeros desconocidos, profesores en lugar de maestras, muchas materias y, en los recreos, la “mirada de los grandes”. Sin necesidad de fiestas nocturnas y alcohol, de un gran despliegue de pirotecnia ni de “demostrarle” a otro colegio que “el suyo es mejor”, los chicos de 6º de la Secundaria Nº 27 compartieron su “último primer día” con los nuevos alumnos de 12 y 13 años para hacerlos sentir como en casa desde el vamos.

“Desayunamos y almorzamos en Parque Alberti. La idea era pasarla bien. Mate, factura, sadwiches, y alguna cerveza, claro, pero sin pasarnos. ¿Para qué? Eso es moda o necesidad. Hay chicos que no pueden divertirse sin alcohol, y otros sin droga, y se pasan, y vienen los problemas”, dice Camila Caroleo.

“Nosotros lo vemos. Y lo sabemos por amigos de otros colegios y por las redes sociales. Eso depende mucho de los padres y de los directivos y profesores. Acá estuvimos muy contenidos. No se nos ocurriría empezar el último año con un escándalo”, apunta Nicolás Quiroga.

Federico Turchi cuenta que “nos pintamos la cara, trajimos banderas, cantamos, festejamos, pero tranquilos. No haríamos destrozos nosotros, ni lo permitirían nuestros padres. Si tenés los límites claros, no sentís necesidad de hacer nada raro”, enfatiza. Mientras, su compañera Rocío Macello afirma: “Tuvimos profesores que nos enseñaron las materias pero también nos educaron como personas. Y directivos que nos pusieron los límites bien. El rol de los adultos es clave”.

La vicedirectora del turno tarde, Virginia Manuele, admite que los chicos la “sorprendieron” cuando le pidieron permiso para entrar a la escuela cantando. Es que estaban en clase los más chicos. Entre ellos, los de 1º, como Zoe, Oriana y Francisco, quien desde el primer día no ven a los de 6º “como los dueños del colegio a los que incluso les tenés un poco de miedo, sino como compañeros y consejeros”, dicen.

Para el director Héctor Robbiano, anticiparse a los acontecimientos fue una estrategia acertada. “Los chicos nos escucharon y nos pusimos de acuerdo”, dijo. Siempre hay otras formas de divertirse.

Héctor Robbiano
Parque Alberti
Zoe

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