Inexplicable pasividad policial frente al auge del violento robo de bicicletas
| 28 de Marzo de 2016 | 02:48

No sólo para los ciclistas de la Región, sino para todos los vecindarios, está claro que existe una modalidad delictiva en auge en los últimos meses que consiste en el robo de las bicicletas a quienes salen a pedalear -en especial a quienes lo hacen sobre rodados de mayor costo, las denominadas mountain bike o las también onerosas bicicletas de carrera- sin que las autoridades policiales hayan atinado hasta ahora a reaccionar con eficacia, ya sea en lo que se refiere a la prevención como en la represión de este delito que, además, se viene perpetrando mediante ataques cada vez más brutales. En este sentido, resulta lamentable la sucesión de episodios dramáticos, en la que algunos ciclistas debieron ser internados en hospitales a raíz de las graves lesiones sufridas durante los asaltos.
Es cierto que esta situación se presenta en un contexto general de inseguridad, evidenciado por las innumerables reuniones que vienen sosteniendo grupos vecinales que expresan sus problemas ante las autoridades policiales y que, inclusive, como en el caso de Gonnet, José Hernández y City Bell, procuran también organizarse e impulsar acciones para reducir la presencia del delito.
Pero es verdad, asimismo, que los ciclistas de la Región, tal como lo están haciendo saber a través de varias entidades que los nuclean –y, en especial, a partir de la movilización que nucleó a principios de este más a más de 500 personas en plaza Moreno- vienen bregando para impedir que este deporte se convierta en una actividad de riesgo, ya no por los peligros de tipo vial sino por los continuos asaltos que sufren sus practicantes. Desde ya que la ola delictiva alcanza también a cualquier ciclista de la zona, que suele ser interceptado con violencia y despojado de su vehículo, sea cuando acude a su trabajo o a realizar cualquier trámite.
Ahora, tal como se informó en este diario, los cinco grupos de cicloturismo de la Ciudad se reunirán este martes con funcionarios del área de Seguridad de la Municipalidad para acercar propuestas. Una de ellas, según anticiparon, es la de implementar corredores seguros preacordados con la Policía Local cada fin de semana, con botones antipánico a cargo de los líderes de grupo. Se pedirá también la presencia de patrullas en bicicleta para recorrer los circuitos típicos. En el caso del Parque Pereyra Iraola, proponen incluir un esquema con “bicipolicías” de la Bonaerense y sumar a Caballería.
Habría que recordar que, cuando se crearon los cuerpos de policía municipal, se aludió en forma insistente a la mayor capacidad que deben desplegar, en lo que se refiere al conocimiento de los barrios que sus efectivos recorren. La mayor relación vecino-policía debiera traducirse -como ocurre con muchas de las policías locales en el mundo- en una mucho mayor capacidad de prevención por parte de la policía. Todo indica, sin embargo, que ese logro está lejos de haberse alcanzado.
La policía local debiera conocer perfectamente en que sectores viven quienes hoy roban a los ciclistas, así como también tener esclarecido qué es lo que ocurre con las bicicletas robadas. Resulta ciertamente difícil de comprender que los vecinos no reciban de la Policía respuestas satisfactorias y eficaces. El despliegue de tareas mínimas de inteligencia debiera alcanzar para que pueda desbaratarse una modalidad delictiva que tan negativamente está afectando a la calidad de vida de la Región.
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