Se duplicaron los casos de chicos que se tragan objetos extraños

La tendencia, que ya lleva dos años, preocupa en el Hospital de Niños.

Monedas, pilas, hebillas, alfileres de gancho, tornillos, lamparitas... la diversidad de objetos que un niño es capaz de tragar supera por lejos la imaginación del común de los padres. En el Servicio de Gastroenterología del Hospital de Niños, donde ya nadie se sorprende por lo que llegan a encontrar en sus pequeños pacientes, aseguran estarlo sin embargo para la cantidad de casos que reciben hoy. En los últimos dos años el número de endoscopías que deben practicar para extraer esos cuerpos extraños prácticamente se duplicó.

“Pasamos de hacer unas cincuenta intervenciones al año a cerca de cien. Este último fin de semana no hubo un solo día sin que se presentara un caso”, aseguran desde la Unidad de Endoscopías del Hospital, donde si bien no pueden explicar el fenómeno, creen que respondería a una disminución en la prácticas de cuidado dentro del hogar.

Si bien 4 de cada 5 urgencias involucran a lactantes y niños en edad preescolar, también ocurren en chicos más grandes

Considerada la segunda causa que requiere una endoscopía de urgencia tras las hemorragias digestivas, la ingestión de un cuerpo extraño es un accidente evitable y mucho más frecuente de lo que se suele creer. Aunque en el 80% de los casos esos objetos pasan sin inconvenientes por el tracto gastrointestinal; en el resto de ellos pueden poner en riesgo la vida de los chicos o producirles serias lesiones.

Si bien cuatro de cada cinco de estas urgencias involucran a lactantes y niños en edad preescolar, también ocurren en chicos más grandes. Así lo muestra un informe realizado por el Servicio de Gastroenterología del Hospital de Niños de La Plata, según el cual el cuerpo extraño que deben extraer con mayor frecuencia son monedas (46% de los casos), seguidas de objetos plásticos como fichas de juegos, partes de juguetes, hebillas, cierres de vestidos, palitos de chupetín y mallas de auriculares (11%); y pilas botón (10%), en tercer lugar.

El ranking de objetos con lo que suelen atragantarse los chicos incluye además alimentos no punzantes (8%), huesos de pollo (6%), vidrio (6%), metales no punzantes (6%), clavos (3%), espinas de pescado (2%) y bolas de pelo o uñas (1%). En el 94% de los casos, esos cuerpos se hallan alojados en el esófago y en un 4%, en la cavidad gástrica, señala la investigación.

Ante la sospecha de que hay un cuerpo extraño alojado en el esófago, los médicos realizan una radiografía de tórax para confirmar su existencia, pero además para conocer sus características y ubicación. Esto les permite determinar la urgencia con que deben proceder a extraerlo, que es mucho mayor cuando se trata de objetos punzantes, cortantes o tóxicos. “Un elemento particularmente peligroso -explican- son las pilas botón, que requieren ser extraídas urgentes porque, además de ser potencialmente tóxicas, pueden causar serias lesiones en los tejidos por quemadura electroquímica y causticidad”.

La intervención necesaria para extraerlos es una práctica que se realiza en quirófano con anestesia general. Y el instrumento que se utiliza para ello, el endoscopio, consiste en una suerte de cánula flexible con una cámara en la punta, que permite tanto visualizar el objeto como manipular distintos tipos de herramientas para atraparlo y cauterizar una posible lesión.

“Entre los seis meses y los tres años, los chicos se tragan hasta lo que uno menos imagina. Por eso hay que tener mucho cuidado con lo que uno les deja a mano, pero sobre todo con lo que uno les pone para jugar. No conviene ponerles hebillitas ni darles juguetes con pilas que puedan salirse”, resalta Cecilia Zubiri, médica de la Unidad de Endoscopias del Hospital de Niños e integrante de un equipo compuesto por las doctoras Norma Balcarce (jefa), Paula Borobia, Viviana Bernedo y Luciana Guzmán.

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