Misterios y cabos sueltos detrás del extraño robo al Intendente

Laura Rómoli

Demacrado y todavía aturdido, Julio Garro se repartió el jueves entre asesores, investigadores y su familia. Durmió sólo una hora y media. Pasó la noche en la casa de su cuñado, en La Loma, el mismo barrio en el que vivía con su esposa e hijas hasta que se mudó al Grand Bell. Mientras analizan si se quedarán en esa casa o elegirán mudarse, la mirada está puesta ahora en la investigación y en resolver los cabos sueltos detrás del asalto del miércoles.

Los dos delincuentes armados, que tenían la cara descubierta y contaban con guantes y precintos, maniataron a las mujeres y a las nenas y, tras revolver la planta alta se llevaron, según indican, “20 mil pesos”. “Vas a ver lo nervioso que se va a poner tu marido cuando se entere lo que estamos haciendo”, le decían a una aterrorizada María Dolores Conde. Y Garro se cansó de repetir: “Sabían que era mi casa, fueron a robarle al Intendente”.

Pasado lo peor, prevalecen ciertos interrogantes: ¿Fue un episodio de inseguridad o un hecho político? ¿Se trató de una irrupción con fines de robo o de un mensaje intimidatorio? ¿Existe relación con los anteriores hechos ocurridos en el Grand Bell? ¿Los violentos episodios del Mercado Regional de esta semana tienen alguna vinculación? ¿Es una casualidad que en el mismo día y en nuestra ciudad le robasen a tres intendentes y que también sufrieran violentos asaltos otros dos dirigentes políticos?

Yendo por partes, los primeros análisis que hace el entorno del Garro están teñidos de un fuerte desconcierto, sobre todo porque el único detenido por el asalto a su casa es su propio vecino, quien, además, se desempeñaba hasta el miércoles como subteniente de la Policía. En el municipio no entienden cómo mantenía un nivel de vida en el que alquilaba una casa por 40 mil pesos mensuales y se manejaba a bordo de una camioneta valuada en unos 50 mil dólares.

Según cree la Justicia, Patricio Masana fue quien facilitó el ingreso y egreso de los asaltantes al Grand Bell. Estupefactos, desde la Comuna cuentan que cuando retornó con su camioneta y la Policía lo esperaba para interrogarlo, no puso excusas ni dio explicaciones y se dejó detener sin más. Al entorno del Intendente lo sorprendió el “aire de presunta inmunidad que mostró”.

UN VECINO MISTERIOSO

Mientras las fuerzas de seguridad buscan a los dos delincuentes que se encuentran prófugos, la expectativa está puesta en los cruces telefónicos de Masana que permitan saber más sobre el misterioso policía de la comisaría primera, que ahora fue exonerado.

Según trascendió, los vecinos cuentan que alquiló esa casa en julio pasado, que organizaba “celebraciones con políticos” y que estaba vinculado a la organización de fiestas electrónicas.

Pero Garro no lo conocía. A pesar de estar en casas próximas, el Intendente sólo lo vio una vez, cuando se le escapó el perro y se metió en su jardín y le golpeó la puerta para ir a buscarlo. Tras el allanamiento en su casa, en el que encontraron armas y drogas, descubrieron que desde su ventana, Masana podía observar todos los movimientos de la casa de Garro.

¿Está también Masana vinculado a los robos anteriores ? ¿Por qué habría propiciado un asalto a su vecino, el Intendente, en plena mañana y en un barrio donde hay cámaras, seguridad y tantos testigos?

Con la investigación recién iniciada, ayer esta pregunta no encontró aventuradas respuestas. “Lo responderá la Justicia. Los análisis de las comunicaciones telefónicas permitirán conocerlo más y saber sus relaciones”, dicen. De ser así, todo indicaría que fue un hecho policial de una “sorprendente osadía”.

¿UN MENSAJE?

Mientras se analizan todas las hípótesis, algo sí es seguro: los delincuentes sabían cómo hacer lo que hicieron. Si bien estaban a cara descubierta, los investigadores tienen muy en cuenta que los ladrones, además de usar guantes, “pasaban una franela por todo lo que tocaban” para no dejar huellas. Sabían que con la transpiración de las llemas de los dedos, el latex se pega y hay riesgo de dejar una imrpesión. “Eso no lo sabe cualquiera”, evaluan.

Por supuesto que entre las especulaciones, la idea de un mensaje mafioso no se descarta. Por un lado, en algunos ámbitos se preguntaron si el anuncio de la gobernadora María Eugenia Vidal de disponer la obligatoriedad de las declaraciones juradas de funcionarios y las fuerzas de seguridad, tendría alguna relación. Ayer el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, también evaluaba atentamente esa posibilidad.

El interrogante sobre el conflicto en el Mercado Regional, con incidentes que incluyeron tiros sólo dos días antes, también generó suspicacias. “Nada se desestima, pero no creemos que Masana tenga vinculación con ese ámbito, aunque de él no sabemos nada”, evaluaron.

El robo a otros dos intendentes en el mismo día y en nuestra ciudad también llamó la atención: a José Luis Salomón, de Saladillo, lo atacaron motochorros a metros de la Gobernación, y a Gonzalo Peluso, de Magdalena, le robaron también en pleno centro.

También el miércoles sufrió un violento ataque el referente peronista Rubén “Chuby” Leguizamón” y, tres días antes, el presidente del bloque de concejales de Cambiemos, Juan José Cardozo, pasó por una pesadilla similar en la puerta de su casa de La Loma.

En el municipio, tantas coincidencias resultan curiosas pero las atribuyen a la casualidad, a cuestiones “al voleo”. Sin embargo, sí ratifican que el asalto a la familia de Garro no fue producto del azar. Sin embargo: ¿Fue inseguridad o fue un hecho político? Lo resumen así: “Cualquier hecho de inseguridad de tanta gravedad y estas características es político si le pasa al Intendente”.