Entradera en una vivienda de Gonnet: robaron hasta el perro

A las 21.30, horario típico para las entraderas, una familia de Gonnet sufrió un robo de este tipo a manos de un par de delincuentes que rondaban por el barrio en un Renault Clio oscuro. Por un rato sometieron a una pareja y a su hijo, para conseguir robarles un montón de elementos de valor y hasta un caniche de dos meses.

Sucedió el domingo, cuando un matrimonio estaba dentro del domicilio, en 31 entre 490 y 491. Su hijo de 34 años salió a sacar la basura y después a entrar el auto en la cochera. Ni bien terminó de hacerlo, vio que tenía enfrente a dos delincuentes de 20 años apuntándole.

Aunque el joven no se resistió, los ladrones le pegaron un culatazo en la cabeza que lo dejó lastimado. Los delincuentes golpearon la puerta para que salieran a atender. Su madre se acercó a ver qué pasaba y el hombre se abalanzó hacia ella para protegerla en un abrazo.

Adentro, Miguel (60) escuchaba ruidos: “No tendendía nada. De repente lo vi a mi hijo y a los ladrones, creí que podían ser amigos de él”, sostuvo ayer durante un diálogo con este medio.

Rápidamente las tres víctimas quedaron encañonadas y obligadas a arrodillarse, todos en la cocina. Los asaltantes pedían plata una y otra vez.

El padre les dio su billetera y algo de dinero que había cobrado media hora antes, del traslado que había organizado días atrás con unos vecinos: además de ser empleado del Teatro Argentino, tiene la “changa” de trasladar gente a diferentes destinos en una combi.

Pero eso pareció ser poco comparado con el resto de las cosas que se estaban por llevar. También arrebataron dos celulares, una netbook y un televisor que recién había sido comprado.

A la mujer le arrancaron de la muñeca su reloj. “Revolvieron todo”, dijo Miguel.

Por si fuera poco, a lo largo de los 15 minutos que duró el asalto -“eternos”, según los calificaron en la casa- a la familia la atacaron a patadas, para infundirle más temor y hacer que se quedara quieta. Inclusive, uno de ellos le ordenó al otro que atara a todos, pero al final no lo hicieron.

Algo más que se llevaron de la vivienda de Gonnet fue un perro caniche, un cachorro de dos meses que hacía pocas semanas estaba en esa vivienda.

Sin esconderse nunca las caras, los delincuentes salieron de nuevo a la calle, se volvieron a subir al Renault Clio y se escaparon en dirección desconocida.

Lo que suponen en la casa fue que un tercer ladrón les daba el apoyo necesario en caso de que alguien desde afuera notaba lo que estaba pasando, algo que no ocurrió.

Miguel supuso que el episodio no estuvo dirigido puntualmente a él: “Fue al voleo, nos vieron entrando y se metieron”, aclaró.

“Tal vez buscaban entrar en alguna de las casas coquetas que hay en la zona y no puntualmente en esa”, se permitió dudar una fuente policial del caso, ratificada por la familia afectada: “Acá no había demasiado como para que se llevaran”.

La Policía acudió al lugar para intervenir, pero los delincuentes continúan sueltos. El miedo en la casa de calle 31 aún persiste y se extendió a todo el vecindario.