Dos detenidos acusados de matar a un joven por su moto: uno tiene 16 años

“Nunca antes le habían robado”, dice Narciso Zelaya, el padre del joven de 26 años que antenoche fue asesinado por dos delincuentes que le robaron la moto en La Granja, cuando iba a ensayar en la banda de cachaca en la que cantaba y paró por la luz roja del semáforo.

El sistema de rastreo satelital de su Yamaha YBR 125 guió a los policías hasta Hernández, donde la recuperaron y aprehendieron -a pocos metros- a un menor de 16 años y a un joven de 26 con antecedentes por homicidio. Secuestraron, además, dos armas y documentación vinculada con un asalto ocurrido en una pollajería de City Bell media hora antes del crimen (ver aparte).

La fiscal Betina Lacki pediría hoy que el mayor quede formalmente detenido por “robo agravado y homicidio criminis causa”, mientras que ya planteó la declinatoria para que su colega Ana Rubio (del fuero de Responsabilidad Penal Juvenil) defina la situación del menor. Fuentes judiciales informaron que el chico “dijo que tenía 15 años”, pero, con 16, ya es imputable.

Además, los forenses que hicieron la autopsia al cuerpo de la víctima, Narciso Alejandro Zelaya (26), confirmaron que murió por el ingreso de un proyectil de arma de fuego que le perforó el hombro izquierdo, sin orificio de salida. Los investigadores no informaron si el plomo se pudo recuperar y si está en condiciones de ser cotejado con un arma, para determinar si lo disparó.

Como se anticipó ayer, el homicidio de Zelaya ocurrió minutos después de las 8 de la noche del miércoles, cuando el joven avanzaba con su YBR por el carril de la avenida 520 que conduce a La Plata y frenó por el semáforo en la esquina de 139. En eso aparecieron por la 139 dos hombres en una moto negra (sería una Honda 110), que cruzaron la rambla, lo abordaron y balearon antes de quitarle la suya.

Ellos escaparon, uno en cada vehículo, mientras Alejandro se arrastraba unos metros hasta quedar tendido en la vereda de tierra de una verdulería. Un patrullero lo trasladó al hospital de Romero, pero murió en el camino, contó su familia a este diario.

Los detectives del gabinete de Homicidios de la DDI se hicieron cargo de la investigación y, con el rastreo satelital de la moto, la ubicaron en un domicilio de 138 entre 509 y 510. En el lugar no había nadie, pero gracias a un llamado anónimo supieron que dos jóvenes se habían colado en otra vivienda de la cuadra (casa de por medio con la del de 26 años), cuya dueña había ido al hospital. Cuando ella regresó le dijo a la Policía que no había dejado a nadie y les permitió entrar. Allí estaban los sospechosos.

Con la ayuda de personal de la subcomisaría La Unión, la DDI registró ambos domicilios, secuestrando, debajo de un colchón, un revólver calibre 22 largo con dos cartuchos intactos y, en un aparador, una pistola 6.35. Desde un primer momento los peritos informaron que el arma implicada en el crimen sería un revólver de calibre chico, porque no hallaron vainas servidas en la escena y por la herida en el cuerpo de la víctima.

También documentos de las víctimas asaltadas en el negocio de City Bell, dos motos (una Gilera Smash y una Zanella Due) con faltantes y, en un cesto de basura, la patente 605 GCA de la Yamaha de Zelaya. El joven de 26 años tenía antecedentes por homicidio y delitos contra la propiedad. Estaba libre.