Bajar de peso también posibilita dormir mejor
| 12 de Abril de 2016 | 02:58

Perder peso, y sobre todo reducir el abdomen, mejora en un 20 por ciento la calidad del sueño y reduce la incidencia de la apnea, según reveló un estudio reciente realizado en Estados Unidos, en el que los investigadores coincidieron que corregir el sobrepeso y respetar ciertos horarios a la hora de dormir son medidas fundamentales para conseguir un buen descanso.
Por otra parte, la Asociación de Medicina del Sueño (AMS), estima que más de 17 millones de argentinos padecen trastornos de ese tipo, y si además se tiene en cuenta que más de la mitad de la población padece obesidad, perder peso puede ser una buena opción para enfrentar los males del sueño.
“Parece ser que obesidad y calidad del sueño están muy relacionadas -señaló el endocrinólogo Alejandro García- ya que dormir mal disminuye la acción de la leptina, la hormona reguladora de la saciedad, y aumenta la concentración de la grelina, que es la hormona del hambre, responsable del aumento de la ingesta”.
En ese sentido, el estudio de la Universidad de Berkeley, en California, Estados Unidos, detectó que tras una mala noche aumenta la necesidad de comer durante el día, y especialmente las ganas de ingerir “comida basura”.
SUEÑO Y OBESIDAD
“Hay gran cantidad de información que describe las alteraciones del sueño asociadas a la obesidad, tales como apneas, insomnio o el síndrome de las piernas inquietas, y a su vez muchas de esas patologías tienen una correlación directa con eventos cardiovasculares graves o accidentes cerebrovasculares”, detalló García.
El especialista señaló que existe una “sinergia” que lleva a un “empeoramiento de los síntomas tanto si el trastorno de sueño ocurrió antes y empeoró con la obesidad posteriormente desarrollada, como si el trastorno se desencadena a posteriori del aumento de peso”.
Puntualmente, el estudio que lideró la doctora Stephanie Greer, de la Universidad de Berkeley, demuestra que la privación de sueño promueve la elección de alimentos más calorigénicos, lo que sumado a la alteración hormonal lleva a desarrollar obesidad o tener dificultad para bajar de peso.
“Por esto -concluyó el endocrinólogo-es indispensable cambiar hábitos de vida que ayuden a darle sustentabilidad al esfuerzo que significa perder peso”.
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