Un proceso que avanza, con varios en la lista de amenazados

La decisión de la comisión especial de la Cámara de Diputados de Brasil de dar luz verde al juicio político (impeachment) contra Dilma Rousseff convierte a la presidenta en la más amenazada con la destitución entre una extensa lista de autoridades cuyos mandatos fueron puestos en entredicho. Además de Rousseff, cuyo juicio político para destituirla depende ahora del pleno de la Cámara baja, los dos siguientes en la línea de sucesión de la Presidencia también están amenazados por procesos que les pueden costar el mandato: el vicepresidente, Michel Temer, y el presidente de los Diputados, Eduardo Cunha.

Temer será sometido en el Congreso a un proceso similar al de Rousseff por decisión de un juez del Tribunal Supremo (Corte) y Cunha, además de numerosas acusaciones en la Justicia por la corrupción en la estatal Petrobras, es blanco de un proceso en la Comisión de Ética de la Cámara baja en el que corre el riesgo de perder el cargo como jefe de los Diputados y hasta el mandato como legislador. El cuarto en la línea de sucesión, el titular del Senado, Renán Calheiros, está acusado en nueve diferentes procesos abiertos por la Corte Suprema contra los implicados en el caso Petrobras.

En medio de una de las crisis políticas más delicadas de Brasil en las últimas décadas, los órganos de control y los tribunales parecen querer cumplir el deseo de los manifestantes en las calles para “que se vayan todos”. La más amenazada por ahora es Dilma. El proceso fue remitido al pleno de la Cámara baja, que tiene previsto votarlo a partir del viernes. Si lo aprueba por mayoría calificada (342 votos de 513 posibles), seguirá en el Senado, cuyos 81 miembros decidirán, por mayoría simple, si dan lugar al juicio político. De ser así, Rousseff deberá separarse del cargo por 180 días, y será sustituida por Temer.

El proceso contra Temer no va tan avanzado, pero difícilmente el Congreso dejará la cumplir la orden del juez Marco Aurelio Mello, del Supremo Tribunal Federal, de iniciarle un proceso de impeachment similar al de Rousseff por los mismos delitos de que se acusa a Dilma (maquillar cuentas públicas). Aunque Rousseff y Temer zafen de la destitución en el Congreso aún deben enfrentar varios procesos en el Tribunal Superior Electoral (TSE), acusados de irregularidades en la campaña que llevó a su reelección en 2014. Las confesiones de empresarios implicados en el caso Petrobras mostraron indicios de que la campaña recibió recursos desviados de la petrolera, lo que, de comprobarse, puede llevar al tribunal electoral a despojar a ambos del mandato y a convocar nuevas elecciones.