“La noche” brilla honesta y escandaliza en pleno Recoleta

“La noche” transcurre en la noche: pero no en la oscuridad festiva a la que tanto remite Hollywood, inofensiva y festiva, sino en la oscuridad más sucia y desamparada que ha visto el cine en mucho tiempo. La noche de los telos de cuarta categoría, o los baños nocturnos, escenarios de encuentros fugaces entre cuerpos que buscan algo de amor para trascender un estado de soledad y vacío absoluto como solo puede ser la soledad cuando se apagan las distracciones luminosas.

Y en esa desesperación por trascender, todo se extrema: drogas, alcohol y un verdadero desfile de sexos atraviesan por la pantalla con la voracidad con que su protagonista, el director, guionista y productor Edgardo Castro (en un acto brutal de autoexposición), busca escapar a la tristeza. “Los personajes”, explica el ahora cineasta, “son personas que todo el tiempo toman cocaína y todo el tiempo están cogiendo, pero nunca se llenan. Pueden pasar tres días sin dormir y nada les alcanza”.

Todo esto sucede nada menos que en el Village Recoleta, uno de los corazones de la Buenos Aires conservadora, por lo cual el escándalo se duplica: la ópera prima de Castro ya es uno de los eventos del BAFICI, el festival de cine independiente porteño. “Podrá ser una película sórdida, oscura, pero para mí es una película de amor en la que todos somos iguales y todos buscamos lo mismo”, asegura Castro en una entrevista a La Nación.

En efecto, en “La noche” hay exceso, pero no hay juicio sino comprensión: hay escenas que escandalizarán e inspirarán líneas sobre la moral y la pornografía. Pero también fascinación por la brutal honestidad del filme: el abordaje sin ambages ni estilizaciones, con naturalidad y sin pruritos, del sexo, las drogas y la noche, condición, según Castro, para que el filme no peque de hipócrita y caiga en el regodeo: “Tiene sexo fuerte y sentía que debía mostrarlo explícitamente porque quería que la actuación fuera muy real y descarnada, no debía tener pudor de tener sexo con ellos y de mostrarlo. Si no fuera explícito, creo que todo sería una estafa”.

Repite el viernes a las 21, en Village Caballito 8