Estrellas fugaces

La fama no es un buen lugar para un chico. Deslumbrado por la buena vida, se ve expuesto a la vez a presiones que lo privan de disfrutar sanamente de la infancia, acostumbrado a facilidades que lo confunden y, por supuesto, rodeado de interesados en sus millones que, muchas veces, lo conducen por el camino de la fiesta y las adicciones.

Así le ha sucedido a numerosas estrellas de la farándula internacional que, tras saltar al estrellato con algún rol juvenil, ven como sus padres se pelean por el divorcio y aparecen en su vida personas que quieren que compren sus autos, sus mujeres, sus drogas.

En la última semana, se conocieron al respecto dos noticias que pusieron de relieve la problemática: Jake Lloyd, el niño que interpretara a Anakin Skywalker en el episodio I de “Star Wars”, está internado en un psiquiátrico a causa de su esquizofrenia; y Macaulay Culkin, “Mi pobre angelito”, anunció tras años de abusos de sustancias su “retiro oficial” del mundillo.

A continuación, sus historias, y las de otros chicos arrancados de su infancia por la promesa de una fama que resultó mucho más ingrata y cruel de lo imaginado.

Jake Lloyd

Interpretó a Anakin Skywalker, el niño que se convertiría en Darth Vader, en el episodio I de la saga de “Star Wars”, pero tras mil y un roces con la ley, fue recluido la semana pasada en un centro psiquiátrico.

El artista debió ser trasladado al recinto especializado debido a que parece esquizofrenia, según lo informó su mamá, quien explicó que él joven de 27 años requiere “ayuda profesional”.

Macaulay Culkin llegó al estrellato global gracias a sus papeles en “Mi pobre angelito”, pero rápidamente se supo que su padre realizaba manejos fraudulentos con la fortuna de su hijo

El actor ya había protagonizado un escándalo cuando en junio de 2015 ingresó a prisión tras una persecución con la Policía por exceso de velocidad en Carolina del Sur, apenas uno de sus roces con la policía. Además, en marzo del año pasado un informe policial reportó que había atacado violentamente a su madre. “Lisa Riley (madre) dijo a la policía que Lloyd se presentó en su casa y comenzó a gritarle diciéndole que había arruinado su vida. Después la tiró al suelo y la lastimó”, afirman desde su entorno.

Al parecer, el resentimiento de Lloyd tendría su raíz en que el actor sufrió bullying en la escuela por aquel papel, y nunca pudo recuperarse, conseguir un rol dentro de la industria o un trabajo fuera de ella, lo cual lo condujo al abuso de sustancias. “Star Wars me arruinó la vida”, declaró hace años Jake Lloyd.

El portal web TMZ aseguró que la mamá del actor “ha hablado con su hijo hace solo una semana” y ha podido ver “una mejora en la personalidad de Jake”. Aún no se conoce fecha de salida para Lloyd: su familia quiere que se tome “el tiempo necesario para que se cure”.

Macaulay Culkin

Quizás la historia más conocida: Macaulay Culkin llegó al estrellato global gracias a sus papeles en “Mi pobre angelito”, pero rápidamente se supo que su padre realizaba manejos fraudulentos con la fortuna de su hijo. Hubo una terrible batalla por la custodia en que ambos padres pelearon por el control de la fortuna del niño, lo cual sin dudas colaboró con generar una gran desilusión a un muy pequeño Macaulay: nueve años más tarde, tras varios años desaparecido del medio, Culkin fue arrestado con 17 gramos de marihuana y algunas drogas sin prescripción. Recibió una sentencia de un año, aunque fue excarcelado. Culkin fue demonizado, lo cual lo ayudó a recluirse otra vez más, y cada reaparición mostraba a un muchacho desalineado, aparentemente perdido. Los reportes de problemas con las sustancias son numerosos.

Lindsay Lohan comenzó a los 3 años como ¡modelo!, y desde los 11 fue una chica Disney. Era aclamada como actriz ya en 2004, pero atacada por los tabloides, comenzaron sus problemas con la presión y el alcohol.

Pero Culkin sobrevivió a todo. Con 35 años, quiere dejar atrás los días de entrar y salir de centros de rehabilitación: tiene una banda de covers de Velvet Underground, llamado Pizza Underground, donde modifica las letras de la banda de Lou Reed por palabras relacionadas con la pizza; y dice que está “esencialmente retirado” de la actuación y que, recién ahora, puede disfrutar de un poco de paz.

Haley Joel Osment

El protagonista de “Sexto Sentido” ya no pudo volver a ser. Tras varios años sin conseguir roles de relevancia, incapaz de despegarse de aquel rubiecito que podía ver gente muerta, fue detenido a los 19 años por conducir bajo los efectos de marihuana. Se retiró durante 5 años para estudiar,

Su crecimiento, además, no ha ido acompañado de los cánones de belleza que muchos esperaban de él: engordó varios kilos, y ahora es un chico de 27 años que intenta sostenerse dentro de la industria trabajando en publicidades o como actor secundario. Al final, nunca pudo dejar de ser el chico que veía gente muerta.

Lindsay Lohan

El caso emblemático a la hora de hablar de niños famosos caídos en desgracia: comenzó en el mundillo a los ¡3 años!, como ¡modelo!, y desde los 11 fue una chica Disney. Era aclamada como actriz ya en 2004, pero atacada por los tabloides, comenzaron sus problemas con la presión y el alcohol. Ya en 2006 Lohan se internó en rehabilitación por un mes: semanas después, fue arrestada conduciendo ebria, y días después, fue arrestada por posesión de cocaína, manejar borracha y, claro, sin licencia (se la habían quitado en el primer incidente).

Fue el primer escándalo de muchos para la pelirroja. Sentenciada a trabajo comunitario, pasó tres años a prueba y fue obligada a ingresar en una clínica de rehabilitación. En 2010 faltó a una audiencia por sus casos, por lo cual pasó 14 días presa. Ese mismo año, entró a un centro de rehabilitación otra vez. Al año siguiente, fue acusada de robar un collar y estuvo presa en casa 120 días.

Rebelde sin causa, Lohan fue culpable de un accidente automovilístico al año siguiente, lejos de aprender de las experiencias vividas, y fue sentenciada a encierro rehabilitatorio. En medio de todos estos cruces con la ley y las drogas, Lohan ha sufrido rotundos cambios físicos, particularmente en su cara: de su rostro dulce de niña, queda muy poco tras mil y un operaciones deformantes y noches de juerga destructivas.

Angus Jones

Un caso de redescubrimiento espiritual: el niño de “Two and a half men” se bautizó en 2012 en la Iglesia Adventista del Séptimo Día y desde entonces solo habló pestes del programa que lo convertía en millonario y de su contenido. Angus dijo que el programa era “basura” y que él era un “hipócrita a sueldo”, y en 2015 decidió no seguir siendo actor: para entonces, su personaje fumaba marihuana y se acostaba con mujeres constantemente, para ira del adventista. Poco quedaba entonces de aquel regordete de las primeras temporadas.

Amanda Bynes

La dulce rubia surgida de Nickelodeon enloqueció por un momento. Actriz desde los siete años, se retiró en 2012. “Sé que 24 años es una tierna edad para retirarse, pero tienen la primicia, me he retirado. Ser actriz no es tan divertido como parece, si ya no amo algo, lo dejo de hacer. Ya no amo actuar, por eso he dejado de hacerlo”, declaró en su Twitter. Desde entonces las cosas fueron cuesta abajo.

En marzo, fue multada por manejar usando el celular: una nada, comparado con lo que vendría. Arrestos por manejar ebria, un accidente con la policía, y dos choques de los cuales huyó, además de conducir con licencias suspendidas: todo sucedió en 2012.

Fue sentenciada a tres años a prueba, y enseguida la arrestaron en posesión de marihuana, tras arrojar una enorme pipa por su ventana del piso 36 de un edificio. Bynes incendió luego la casa de un vecino, y terminó internada en un centro de cuidados mentales. En medio, Bynes había posteado imágenes suyas con la cabeza calva y claras señales de consumo de droga. Un juguete roto con diferentes colores de pelo.

Edward Furlong

John Connor en “Terminator 2”, Furlong comenzó su carrera de joven actor con numerosos premios y una participación recordada en “America X”. Con apenas 15 años, se enamoró de su tutora de 29, se emancipó y, seis años más tardes, se separaron. ¿La razón? Denuncias de abuso físico de él a ella.

Desde entonces la carrera de Furlong fue cuesta abajo, en medio de numerosos alegatos de abuso de drogas y alcohol, además de arrestos por violencia doméstica de su nueva novia, Rachael Bella, de quien se divorció en 2009. Ella, incluso, emitió una orden de alejamiento: en 2011 Furlong fue arrestado por quebrantar esa orden, y golpearla. Las denuncias de violencia continuaron en 2012 y 2013, incluso con denuncias por violación.

Dana Plato

La historia de la actriz de “Blanco y negro” es trágica: conducida por su madre adoptiva a los castings desde que era bebé, a los siete años ya aparecía en comerciales mientras entrenaba para ser patinadora olímpica. Incluso, a los 13 tuvo que elegir entre competir por un lugar en el equipo olímpico o participar de “Blanco y negro”: eligió la segunda.

Pero las presiones del monumental éxito eran tales que ella y también sus compañeros de elenco, Gary Coleman, Charlotte Ray y Todd Bridges, comenzaron a usar cocaína y marihuana. En 1984, Plato quedó embarazada. La echaron.

Plato terminaría separándose de su pareja, que se quedó con la custodia del niño debido al historial de adicciones de la actriz. El descenso fue, entonces total: de la fama, a películas clase B y, finalmente, la industria porno, sin escalas.

Para colmo, su contador le robó su dinero: Plato se mudó a Las Vegas y, desesperada por dinero, robó una tienda de videos. Fue liberada, pero violó los términos de su liberación al falsificar una receta de Valium, por lo que terminó pasando 30 días presa.

El desenlace fue el lógico: a los 34 años, apareció en una casa rodante muerta de sobredosis.

Drew Barrymore

Otro caso resonante: la actriz Drew Barrymore hizo su debut a los ¡once meses! Y se convirtió en estrella con “E.T.”. Pero desde entonces, todo fue cuesta abajo. Su padre, alcohólico, dejó a su madre cuando tenía nueve años, y desde entonces Drew acompañó a su madre fiestera por la noche. Comenzó a fumar y beber a los 11, a los 12 ya fumaba marihuana y a los 13 conoció la cocaína.

Con sólo 14 años, visitó por primera vez una clínica de rehabilitación, tras lo cual intentó suicidarse. A los 15 se emancipó y comenzó a trabajar en un café, lejos del medio.

Su reingreso en el mundillo también fue traumático: posó desnuda para varias revistas, por lo cual Spielberg, director de “E.T.” y amigo de la joven, le regaló, a sus 20 años, una mantita que decía “cúbrete”.

Quizás fue la mantita, o algún otro aspecto, pero los 20 marcaron un quiebre en su carrera: tras algunos roles en películas clase B, se convirtió en una comediante de renombre y abandonó la vida nocturna. Ahora, incluso, produce y dirige. Final feliz.