Isabel II: reina de dos siglos

La historia del siglo XX la tuvo como protagonista. Pero su enigmático liderazgo ya ha transitado también la primera parte del siglo XXI. La reina de Inglaterra acaba de cumplir 90 años.

No fue a la escuela como las demás niñas de su época y tampoco tuvo opción de llorar a su padre cuando murió, porque en ese justo momento su vida cambió y se convirtió en soberana de Inglaterra a los 25 años.

Su nombre original es Elizabeth Alexandra Mary, y son pocos quienes la conocen así. Es millonaria, de carácter fuerte y enorme influencia internacional. El 21 de abril celebró sus 90 años de vida.

Es, simplemente, Isabel II de Inglaterra, la monarca que el 2 de junio estará cumpliendo 63 años de reinar ininterrumpidamente en 16 estados soberanos que conforman Gran Bretaña.

Ha soportado de todo. Críticas mordaces, sondeos alarmantes que empañan su popularidad, divorcios y escándalos en su familia, el acoso de la prensa mundial y hasta la tragedia que casi le cuesta el repudio definitivo del mundo: la muerte de la princesa Diana de Gales.

A la Reina se le atribuye una relación tensa con los primeros ministros de Inglaterra. Se llevó bien con Churchill. Blair intercedió ante ella por la crisis tras la muerte de Diana

De la reina Isabel se han escrito bibliotecas enteras. Libros, reportajes, notas rápidas, biografías no autorizadas, publicaciones que muestran lados insólitos de su personalidad. Es, además, una de las personas más fotografiadas en la historia de la humanidad. Es un personaje que genera noticia, opinión, admiración, controversias y curiosidad en el mundo entero.

UNA NIÑA SIN NIÑEZ

Un 21 de abril de 1926 vino al mundo la pequeña Elizabeth Alexandra Mary, primogénita del entonces príncipe Alberto, duque de York, que tiempo después ascendería al trono para convertirse en el rey Jorge IV del Reino Unido.

Su madre, Isabel Bowes-Lyon, la tuvo por cesárea en la residencia de su abuelo materno. Ese hogar era la casa número 17 de la calle Bruton en Mayfair, Londres.

Cuatro años más tarde nació su única hermana, la princesa Margarita. Ninguna de las dos tuvo una educación tradicional. Jamás pisaron un salón de clases. Fueron educadas en su hogar por su institutriz Marion Crawford y bajo la lupa de su madre. Aprendieron idiomas, historia, literatura y por supuesto, música. Fueron las cuatro fuentes de aprendizaje en las que se enfocaron para educarlas como nobles.

Crawford la describió en su libro como una niña apasionada por los perros y los caballos. El entonces primer ministro, Winston Churchill, la conoció cuando tenía dos años y afirmó: “Es un personaje. Tiene un aire de autoridad y reflexión sorprendentes para un niño”.

Definitivamente el destino no se equivoca y el futuro de Isabel II era ser reina y esas palabras han demostrado que así lo era.

DESTINO PERFECTO

Nadie esperaba que fuese reina, pero su futuro era ese: gobernar, reinar y dirigir. Cuando su abuelo, el rey Jorge V, falleció en 1936, pasó a ser segunda en la línea de sucesión y su tío Eduardo ascendió al trono, pero tiempo después abdicó porque su amor y su promesa de matrimonio hacia Wallis Simpson, la no tan agraciada aristócrata divorciada, provocó una crisis constitucional porque nadie aceptaba esa boda. Fue ahí cuando le quedó el camino libre en su ascenso al trono de Inglaterra.

Gracias a esto, el padre de la pequeña bebé de rubios cabellos logró convertirse en rey, y ella se convertía legalmente en la futura soberana inglesa.

Tenía ocho años cuando conoció al que sería su esposo para siempre: el príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca, más tarde duque de Edimburgo. En 1939 se enamoraron. Ella tenía 13 años y debido a su abolengo y rígida crianza, se comunicaban por cartas. Fue un noviazgo estrictamente protocolar. Un 20 de noviembre de 1947 se casaron.

Los hijos vinieron exactamente un año después. El príncipe Carlos nació un 14 de noviembre de 1948, luego la princesa Ana en 1950; el príncipe Andrés en el 59 y el príncipe Eduardo en el 63.

La muerte de Lady Di provocó el momento más difícil de su reinado. Los británicos la percibieron fría, distante y lejana. Casi no se lo perdonan, aunque pudo maniobrar a tiempo.

Nació en una Europa tambaleante tras la Primera Guerra Mundial y vivió de adolescente los estragos de la Segunda. Conoció el racionamiento de los recursos en su país, hecho al que se le atribuye que sepa administrar muy bien los bienes.

Durante años se ha especulado con la posibilidad de que la reina abdicara en favor de su hijo mayor, el príncipe Carlos. Ya nadie en Gran Bretaña cree en esa posibilidad

Sufrió la depresión por la postguerra en Europa y la reconstrucción del continente. Vio la Guerra Fría, el levantamiento del Muro de Berlín, su caída, y el fin de la URSS.

Ha presenciado el surgimiento de la televisión a color, fue la primera monarca en mandar un correo electrónico en 1976 y tiene cuenta de Twitter y Facebook. En los más de 60 años de su reinado, Inglaterra ha sido cuna de los Beatles, los Rolling Stones y vio el posicionamiento en cine de James Bond, el agente británico al servicio de su majestad.

Pero también la música le ha ido en contra, como el tema God Save the Queen, de Sex Pistols, en el que la banda se burlaba de la corona.

Enigmática, imperturbable, admirada y controvertida, es -nada más y nada menos- la Reina de Inglaterra.